domingo, 1 de marzo de 2020

HIJOS DE LA PROMESA DE DIOS




Gálatas 4:4-5
"Pero, cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley,
para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos."


La ley fue dada como un guardián, un administrador de la relación entre Dios y su pueblo hasta que se cumplió la promesa del Mesías venidero. Fue establecido por Dios para mantener un estándar de santidad y hacer un camino para que las personas expiaran temporalmente sus pecados. Dios determinó el tiempo entre la entrega de la ley y el cumplimiento de la promesa para nuestro beneficio. Ni un momento de lo que sucedió antes de que Jesús viniera fue desperdiciado.

Los israelitas del Antiguo Testamento vivían con expectación, esperando que Dios cumpliera sus promesas. Al igual que los herederos menores de edad, estaban sujetos a su tutor, la ley, y ese acuerdo no los hacía mejores que los esclavos. Pero Jesús vino "para redimir a los que están bajo la ley, para que [ellos] reciban adopción" (v. 5). Él fue la promesa cumplida que hizo posible la adopción en la familia eterna de Dios.

Los creyentes son hijos de Dios. ¡Y comparten la herencia alucinantemente abundante del mismo Señor! No hay más incertidumbre: Dios llama a los creyentes su amado y caminan en el amor cercano, profundamente cariñoso y comprometido de su Padre celestial.

Jesús, gracias por liberarme de la duda, de la esclavitud y de la soledad. Gracias por hacer posible mi adopción en la familia de Dios. Amén.

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