1 Pedro 2:16
"Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios."
La increíble libertad que Jesús nos da de las ataduras del pecado y el temor a la muerte no es una licencia para explorar más comportamientos pecaminosos, sino para servir a Dios.
Nos hemos sometido a la autoridad del Señor Jesucristo. Él es la fuente de la autoridad y, así, cuando nos sometemos a cualquier autoridad terrenal (la Iglesia o el Rey / gobierno), reconocemos que la autoridad de Dios está presente. Es esta combinación de gran libertad interior y gran humildad y respeto a la autoridad lo que marca a los siervos de Dios. Nos sometemos por la fuerza y la seguridad que viene a través de nuestra relación con el Rey de reyes.
Dios mío, me humillo ante ti este día y te agradezco la libertad espiritual. Tu presencia es mi mayor don y fuente de fortaleza. Que mi vida te haga atractivo para los demás hoy. Así sea.
Santiago 3:17
"En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera."
La sabiduría a menudo se puede confundir con la inteligencia. Sin embargo, la sabiduría de Dios se expresa principalmente en carácter y en una vida que sirve a los demás. Esta definición contraintuitiva de sabiduría requiere que el poder transformador del Espíritu Santo se desarrolle en nuestras vidas.
Vivir con pureza, paz, humildad y amor, evidencia la sabiduría del cielo en nuestras vidas. La sabiduría de Dios desarrolla pacificadores que siembran en paz. Plantan semillas de reconciliación y justicia en las vidas de otros a través de sus historias y comentarios reflexivos. En una crisis o conflicto, lo que se requiere es la sabiduría de Dios y la naturaleza de la paz.
Señor Jesús, haz crecer tu sabiduría en mi vida para que crezca una cosecha de justicia, para tu gloria.
Hebreos 12:2
"Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios."
Al correr, es útil tener un objetivo que nos motive y centre nuestra atención. El escritor de Hebreos nos llama a mirar a Jesús con atención, a considerar su vida, su muerte, su motivación para la vida de fe y su ejemplo. Él es el escritor de nuestras historias de fe y nuestro entrenador mientras seguimos su guión. No hay precio que no estuviera dispuesto a pagar por nuestra salvación.
Considera qué beneficio estamos obteniendo de la gratificación y recompensa ganada por Jesús. Mientras buscamos seguir a Jesús en nuestra carrera de fe, mantengamos nuestros ojos fijos en Él. Tomemos también nuestra cruz, muramos a nosotros mismos y vivamos para Jesús. ¡Al perder nuestras vidas encontraremos la vida que es verdaderamente la eterna!
Señor Jesús, mis ojos están sobre ti hoy. Permíteme que corra la buena carrera, para tu gloria.
Hebreos 11:25
"Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado."
Donde fijamos nuestros ojos está determinando lo que valoramos en la vida. Moisés miró hacia su hogar eterno y valoró esa recompensa y relación con Dios más que los placeres temporales y la seguridad de Egipto. El costo de esa elección fue el dolor, la pérdida, el maltrato y la desgracia a corto plazo.
Dios nos ha dado opciones en la vida. Podemos elegir vivir para recompensas a corto o largo plazo. Lo que valoramos determinará para qué vivimos. Jesucristo es la perla de gran precio. Encontrar a Cristo nos costará toda la vida, pero al perder todo encontramos a Jesús y mucho más. ¡Él es nuestra gran recompensa!
Señor Jesús, gracias por encontrarme, por salvarme y por darme una nueva perspectiva de lo que es valioso en la vida. Mantén mis ojos enfocados en ti y no en los placeres a corto plazo de esta vida, para tu gloria.
Hebreos 6:11
"Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza."
Algunos creyentes judíos en Jesús, durante el tiempo en que se escribió el libro de Hebreos, abandonaron la iglesia y regresaron a la sinagoga. El libro está escrito para explicar la supremacía de Jesús como el Sumo Sacerdote verdadero y eterno, y el nuevo pacto como sustituto del antiguo pacto. Sin embargo, la aplicación de vivir con diligencia, fe y paciencia es aplicable a todos los creyentes de todas las edades.
Lo que está en juego es nuestra herencia eterna y esperanza en Cristo. La fe en Jesucristo no es solo el punto de entrada al camino del discipulado, sino que la fe en Cristo es el camino en sí mismo. Confiamos en Jesús para el perdón de nuestros pecados, y para la gracia diaria, la guía y el poder que necesitamos para vivir para Él y con Él.
Jesús, ¡Tú eres mi herencia! Ruego por la gracia y la misericordia para confiar en ti en todas las cosas hasta la realización final.
Hebreos 4:9
"Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo de Dios;"
Entrar al reposo de Dios requiere la entrega de nuestra voluntad y la fe de que Dios ahora está guiando nuestras vidas. También requiere que descansemos de nuestro propio trabajo, incluso de trabajos religiosos bien intencionados, y que fijemos nuestros ojos en Jesús.
En humildad y adoración debemos dejar de lado, no solo nuestro pecado, sino también nuestra obstinada voluntad propia, y elegir escuchar la palabra de Dios. El Espíritu de Dios guiará y dirigirá las vidas de aquellos a quienes Él llama. Su palabra libera, nos santifica y nos anima a vivir cerca de Jesús. Nuestra vida se convierte simplemente en escuchar y obedecer. Dejamos de luchar por la aprobación del hombre y quedamos encantados con la aprobación del Padre y su descanso.
Padre Dios, tú eres mi descanso. Encuentro mi alegría y paz en ti. Me entrego a tu palabra y tu voz, que es vida para mí.
2 Timoteo 3:1
"Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles."
El conocimiento en sí mismo no salva ni transforma nuestras vidas. El conocimiento de la Biblia o las cosas espirituales puede ser un sustituto sutil para una relación viva con Jesucristo. El poder del Espíritu Santo se experimenta cuando rendimos nuestras vidas como “sacrificios vivos” a la voluntad de Dios.
El poder de Dios no puede operar en nuestras vidas cuando vivimos con orgullo, autosuficiencia y egoísmo. El poder de Dios se experimenta cuando obedecemos humildemente la Palabra de Dios y continuamente le entregamos nuestros pensamientos, deseos, emociones y acciones. Es la verdad de Dios vivida, no solo memorizada lo que nos transformará.
Jesús, me arrepiento por saber mucho más de lo que vivo u obedezco. Me humillo ante ti y busco tu voluntad y tu camino para mi vida.
1 Timoteo 6:11-12
"Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad.
Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos."
Cuando encontramos nuestra vida en Dios, somos libres de perseguir las cualidades que le dan gloria. La tentación de encontrar nuestra seguridad en la riqueza se opone directamente a la satisfacción y la paz que tenemos en Jesús.
Nuestros corazones no pueden perseguir la piedad y la riqueza sin volverse en conflicto propio. Para perseguir la justicia y el amor, debemos perseguir a Cristo. Él es nuestra seguridad, nuestra esperanza y nuestro futuro eterno. Por Jesús vale la pena luchar cuando nuestra fe es atacada por la duda, por el miedo, por la codicia o por cualquier otra distracción, debemos resistir y volver a enfocar nuestros ojos en Jesús. Él es nuestra vida.
Señor Jesús, oro por la gracia para huir de las cosas que me distraen de la fe en ti, y la gracia de perseguirte con todo mi corazón este día.
1 Timoteo 4:16
"Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen."
Existe una tendencia natural a que nuestras vidas se desvíen hacia conductas pecaminosas y se distraigan con la enseñanza o las ideas que nos alejan de la vida de fe y discipulado. Esta escritura nos recuerda que debemos observar, estar atentos y en guardia sobre nuestras elecciones, actividades, pensamientos. y meditaciones.
También estamos llamados a perseverar, a resistir, a vivir constantemente de tal manera que nuestra fe y nuestras vidas indiquen a otros a conocer y amar a Jesús. Lo que está en juego no es solo nuestra propia jornada de fe, sino las vidas de innumerables personas que observan nuestras vidas, nos escuchan y, a través de esa observación, determinan si vale la pena seguir a Jesús. Para aquellos que aman a Jesús, nuestra fidelidad y sana doctrina los alentará a permanecer cerca de Jesús y su palabra.
Señor Jesús, habla a mi corazón sobre cualquier área de la vida o doctrina que necesite corrección para tu gloria y reino.
Colosenses 2:6-7
"Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, vivan ahora en Él,
arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se les enseñó, y llenos de gratitud."
La experiencia de recibir a Jesucristo como nuestro líder y Señor implica un cambio dramático en cuanto a llevar nuestras propias vidas y vivir por nosotros mismos. Si no hay un cambio significativo en nuestras vidas, tal vez sólo estemos dando un asentimiento mental a Jesús como el Salvador de nuestros pecados.
Una vez que vivamos con Cristo como nuestro líder, no volvamos a caer en el viejo patrón de vivir para nosotros mismos. Nuestra vida viene de Jesús. Nuestra fuerza para resistir el pecado y vivir con la obediencia que toma riesgos proviene de Él. Como un árbol que extrae nutrientes de sus raíces, nosotros también estamos arraigados en Cristo. Permanecer dependiente de Jesús para todas las cosas es una de las claves para el crecimiento espiritual y la madurez.
Jesús, tú eres mi vida. Gracias por su presencia diaria, por su consejo y la obra de tu Espíritu en mi vida de hoy.
Filipenses 4:8-9
"Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.
Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes."
Nuestros pensamientos reflejan el verdadero estado de nuestro corazón. A medida que meditamos en las cosas a lo largo del día, esos pensamientos influyen en nuestro hablar y en nuestras acciones. Para enfocar nuestros pensamientos en cosas que son verdaderas, nobles, rectas, puras, hermosas, admirables, excelentes y dignas de elogio, se requiere el poder transformador del Espíritu Santo.
La palabra de Dios y el Espíritu de Dios lavarán y reenfocarán nuestros pensamientos a medida que rendimos nuestras mentes a Él. La barra de liderazgo es que los demás deben poder modelar sus vidas según lo que enseñamos y cómo vivimos. Renovar nuestras mentes y modelar nuestras vidas según Jesús y los líderes piadosos son varias claves para transformar vidas en misión.
Jesús, que mis pensamientos y mi vida te agraden y sean dignos de modelar este día.
Efesios 6:17
"Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios."
Cuando viene la tentación, es el Espíritu de Dios dentro de nosotros quien hace un camino de escape. El Espíritu de Dios nos recuerda las Escrituras que hemos memorizado y meditado, y las usa para recordarnos la verdad de su palabra y nuestra autoridad en Cristo.
La palabra de Dios es la “espada del Espíritu”. Así como Jesús resistió al diablo en el desierto citando Deuteronomio ("está escrito ..."), también el Espíritu de Dios resiste los ataques del enemigo en nuestras vidas. Nuestra responsabilidad es "esconder" la palabra de Dios en nuestros corazones para que esté disponible para el Espíritu cuando estamos en la batalla. La pureza es altamente valorada por el Señor, y solo viene cuando resistimos las tentaciones del mundo, la carne y el diablo con la palabra de Dios.
Jesús, gracias por tu palabra y tu espíritu. Enséñame a luchar por la verdad y la pureza el día de hoy.
Efesios 1:12
"A fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria."
Tanto la formación del carácter como el proceso de transformación de ser más como Cristo y las acciones de expresar los valores y la misión del reino deben expresar que pertenecemos a Jesús.
Quienes somos (ser) y lo que hacemos (hacer) deben estar alineados y juntos debemos alabar a Dios. Dios es glorificado cuando las personas creadas a su imagen y para su gloria voluntariamente eligen responder a su amor por nosotros y vivir para Él. La presencia de Dios debería alentarnos y motivarnos a adorar a nuestro Dios asombroso. Fuimos creados para Dios y le damos gloria cuando vivimos en misión con Él.
Padre Dios, que seas glorificado por mi vida y mi familia este día. Amén.
Romanos 15:30
"Les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí."
La oración a Dios es un regalo increíble para el cuerpo de Cristo. A través de la oración, cada parte del cuerpo se comunica con la cabeza que es Jesús. Podemos unirnos a otros en sus luchas a través de la oración.
Nuestra intercesión a Jesús por ellos puede mover la mano de Dios para extender la gracia, el coraje y la dirección a aquellos por quienes estamos orando. Es el amor del Espíritu que nos mantiene unidos como el cuerpo de Cristo, a pesar de que estemos separados por grandes distancias. Es el amor que el Espíritu de Dios da lo que nos motiva y nos recuerda orar por los demás. Las luchas del ministerio no son contra carne y sangre, sino contra principados y potestades. La única manera de prevalecer en esa lucha es a través de la oración.
Jesús, gracias por enseñarme a orar, por enseñarme a ser guiado por el Espíritu en oración e interceder por los demás. Obra a través de mí hoy, para tu gloria.
Romanos 12:11
"Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu."
Uno de los desafíos en el ministerio vocacional es la "pasión permeable". Como un sistema de agua que tiene una fuga o ruptura oculta y pierde presión, los siervos de Dios pueden perder su pasión o fervor espiritual. Cuando el ministerio de vivir y compartir el evangelio se convierte en una tarea, sabes que has perdido algo de celo.
Cuando compartir la Palabra de Dios o el amor de Dios se vuelve difícil, sabes que tu entusiasmo se está filtrando. A veces olvidamos que es el Señor a quien servimos. Cuando apartamos nuestros ojos del Señor, nos distraemos con el pecado de los demás o con el desafío de la tarea y perdemos nuestro celo y alegría. Para los llamados por el Señor de la mies, solo hay un jefe primario, y Él no cambia. ¡Para que el impacto del evangelio y nuestro mensaje de vida sea fuerte, debemos tapar las filtraciones!
Señor Jesús, tú eres mi líder. Lléname con el amor y el poder de tu Espíritu hoy para que otros puedan creer.
Romanos 5:1-2
"En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
También por medio de Él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios."
Debemos fijarnos en la obra terminada de Jesús en la cruz al perdonar nuestros pecados y en su gracia hacia nosotros. Sin embargo, ésta no es una posición pasiva, sino una posición activa liderada por el Espíritu y facultada por el Espíritu contra las malas acciones del cuerpo y las tentaciones de nuestra naturaleza pecaminosa.
Ni la gracia extrema como justificación de la pasividad espiritual, ni la lucha orientada hacia las obras por la libertad espiritual es útil. Estamos en la gracia y en el poder del Espíritu. Jesús nos ha liberado del poder del pecado y de la muerte, pero debemos aplicar esta victoria a las tentaciones y distracciones del pecado, resistir al diablo y él huirá de nosotros.
Jesús, gracias por tu gracia y don del Espíritu Santo. Me entrego a ti y me mantengo firme en mi fe.
Romanos 1:16-17
"A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles.
De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe»."
La justicia o la rectitud con Dios, que recibimos por la fe en Jesucristo, es de principio a fin. Primero recibimos esta justicia por fe cuando rendimos nuestras vidas a Jesús y confiamos en su justicia para la salvación. La tentación a medida que avanzamos en nuestra experiencia cristiana es comenzar a confiar en nuestros esfuerzos, nuestra propia justicia a medida que pasan los años. Sin embargo, el poder del evangelio debe ser experimentado desde el principio hasta el final en nuestro viaje de fe.
La última vuelta de esta carrera es tan importante como la primera. El camino es el evangelio de principio a fin.
Jesús, tú eres mi justicia. Renuncio a mi vida y hoy te deseo nuevamente y recibiré tu gracia, tu poder y tu justicia por la fe, para que vivas a través de mí para tu gloria. Amén.
1 Tesalonicenses 5:23-24
"Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
El que los llama es fiel, y así lo hará."
La obra santificadora de Dios en nuestras vidas nos está transformando a medida que cedemos y nos entregamos a Él. A medida que el Dios de la paz obra en nosotros y nos entregamos a Él, también crecemos en paz. Cada parte de nuestro espíritu, alma y cuerpo están siendo transformados por Dios a la imagen de Jesucristo.
Dios es el iniciador de este trabajo de transformación, pero debemos rendir nuestra voluntad y cooperar con Él. ¡Dios es fiel y hará este trabajo transformador en nuestras vidas! Nuestra confianza está en el Dios de la paz para completar el buen trabajo que comenzó en nosotros. Una vez que comencemos con la dependencia total de Cristo en la salvación, no nos volvamos a confiar en nuestra propia santificación, sino que nos apoyemos totalmente en Cristo.
Jesucristo, tú eres mi líder transformador y cedo a tu trabajo en mí hoy.
Mateo 28:18-20
"Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo."
Cuando hablamos, actuamos o servimos en obediencia al llamado de Jesús, no hay autoridad en los cielos o en la tierra que sea más grande que el nombre de Jesús. Cuando hacemos discípulos de Jesús, los bautizamos en el nombre de Dios Padre, Jesucristo el Hijo y el Espíritu Santo. Ellos (todos los discípulos de Jesús) se llenan de la vida y el Espíritu de Jesús. Tomamos el nombre, la identidad y la naturaleza de Jesús a medida que nos llenamos y bautizamos en Él.
Llenos de la presencia de Jesús, aprendemos a obedecer todo lo que Jesús ordenó. Su misma presencia guía a los que viven esta gran comisión.
Señor Jesús, me siento desafiado e inspirado por tu comisión y promesas para mí. Lléname con tu Espíritu, con tu fe, esperanza y amor mientras vivo este llamado.
Salmos 125:1
"Los que confían en el Señor
son como el monte Sión,
que jamás será conmovido,
que permanecerá para siempre."
Cuando los sistemas políticos, las economías y el orden social que nos rodea se sacuden, ¿cómo responde el pueblo de Dios?
El reino de Dios, descrito como el monte Sión, es eterno. Este reino es la roca, no cortada por manos humanas, que se convierte en un monte que llena toda la tierra en el sueño de Nabucodonosor (Daniel 2). Cuando nuestra fe está en Jesucristo y vivimos para los propósitos de su reino eterno y nuestra misión, ¡no debemos temer! Nuestra respuesta cuando todos a nuestro alrededor tiemblan, es acción de gracias y adoración.
Nuestra confianza no está en la economía global ni en nuestro liderazgo político, sino en el Dios eterno que nos ha llamado suyos y ha escrito nuestros nombres en el libro de ciudadanía del Monte Sión.
Jesús, tú eres mi seguridad en un mundo donde todo está temblando. Mi esperanza está en ti y en tu reino eterno.
Mateo 24:14
"Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin."
Es la voluntad de Dios que todos escuchen el evangelio del reino y tengan la oportunidad de responder. Cada nación escuchará el evangelio: el testimonio de la vida, muerte y resurrección de Jesús, y la oferta de salvación para todos los que creen. Sin embargo, el Padre también le ha dado a su creación libre albedrío para responder a ese evangelio.
Jerusalén no estaba dispuesta a responder al evangelio de Jesús del reino. Como los polluelos que huyen de su madre y sufren un peligro mortal, la gente de Jerusalén rechazó a su rey. Muchos se arrepintieron después de la resurrección de Jesús y se unieron a la iglesia primitiva. Sin embargo, la voluntad del Padre de que escuchen el evangelio aún les da la libertad de ejercer su voluntad para responder. No hay otro camino en el amor.
Gracias por tu amor Padre. Señor, que pueda compartir tu amor con todos a quienes me envías, para tu gloria. Amén.
Mateo 22:37-40
"—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—.
Este es el primero y el más importante de los mandamientos.
El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas."
El corazón de las Escrituras es el mensaje de amor de Dios. Debemos amar a Dios con todo lo que somos y todo lo que tenemos. Hacer eso significa que Dios se convierte en el foco de nuestras vidas y la razón por la que vivimos.
¿Podemos decir que vivimos así?
Amar a Dios va más allá de creer en Él y de servirle, al nivel de emociones y motivaciones de nuestro ser. Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos cambia la forma en que vivimos con quienes nos rodean. Cuando amamos a nuestros vecinos primero, vivimos de manera desinteresada y sacrificial. Dios amoroso es el centro de nuestras vidas y su amor fluye a través de nosotros hacia los demás.
Jesús, eres amor. Al responder hoy a tu amor, ama a los demás a través de mí, para tu gloria.
Mateo 18:3-4
"Entonces dijo:
—Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos."
La humildad es una cualidad esencial del carácter si queremos ver nuestra necesidad de salvación y de Jesús. La humildad es esencial para entrar en el reino de los cielos. Nunca entraremos en el reino de los cielos bajo nuestros términos. Los niños no solo son dependientes, sino que también se dejan enseñar. La humildad de depender de Jesús y permanecer aprendices de por vida debe marcar a todos los discípulos de Jesús.
La humildad no solo es esencial para la salvación y nuestro crecimiento en el reino de los cielos, sino que la humildad es también la cualidad más preciada que define la grandeza en el reino de Cristo. La humildad trae gloria al Padre y no a nosotros. Así como Jesús se humilló a sí mismo y adoptó la naturaleza de un siervo que obedece al Padre con la muerte, así también los seguidores de Cristo encuentran grandeza al humillarse a sí mismos.
Dios mío, me humillo ante ti! Oro por una humildad infantil que marque mi vida para tu gloria.
Mateo 14:32-33
"Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.
Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo:
—Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios."
Jesús puso deliberadamente a sus discípulos en una experiencia de fuertes vientos para probar o exponer su fe. Cuando enfrentamos vientos en contra que se oponen a nuestro progreso hacia adelante y sentimos que no vamos a ninguna parte, todavía tenemos opciones. Podemos darnos por vencidos y dejar que el viento nos lleve, o salimos de la barca y caminamos hacia Jesús.
¿Dónde está Jesús en nuestra tormenta?
Encontrar a Jesús y avanzar hacia Él es la clave para vencer. Cuando Pedro vio el viento tuvo miedo. El miedo es un producto de quién o en qué nos estamos enfocando cuando enfrentamos vientos en contra. Fijar nuestros ojos en Jesús lo cambia todo. Cada viento se apagará, y cuando lo haga nuestra fe será más fuerte.
Jesús, mis ojos están sobre ti y tu gracia en cada tormenta.
Mateo 12:33-36
"»Si tienen un buen árbol, su fruto es bueno; si tienen un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto.
Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca.
El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal.
Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado."
Lo que “almacenamos” en nuestros corazones, lo que vemos, escuchamos, meditamos y pensamos, todo influye en las palabras que hablamos, los textos que escribimos, los blogs en los que contribuimos y las publicaciones en Facebook que enviamos. Nuestro “fruto” son las ideas que aportamos al mundo. Estas palabras e ideas son “buenas” o “malas”. Los árboles buenos no pueden producir "frutos malos", al igual que los árboles malos no pueden producir "frutos buenos". Conocer la esencia, la raíz y la motivación para vivir nuestras vidas expone el tipo de árbol que somos.
¿Estamos viviendo para nosotros mismos, o estamos viviendo una vida de entrega alegre a Jesús?
Nuestro fruto lo dirá.
Jesús, te ofrezco mi corazón de nuevo hoy. Que las palabras de mi boca y las meditaciones de mi corazón sean agradables a ti. Amén.
Mateo 9:9-13
"Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y comieron con él y sus discípulos.
Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos:
—¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores?
Al oír esto, Jesús les contestó:
—No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores."
Los recaudadores de impuestos eran odiados por los judíos por su labor como colaboradores de los romanos. Fueron vistos como pecadores inmundos. El llamado a Mateo de Jesús (en cuyo evangelio se relata esta historia) fue simplemente para "seguirlo". Es al seguir a Jesús en toda la vida que experimentamos la salvación y la transformación. Aunque inicialmente eso significa dejar una vida de pecado y egoísmo viviendo para nosotros mismos, no termina ahí. Seguimos a Jesús en una vida de discipulado y misión. Seguir a Jesús no es estático ni estacionario.
Si nos encontramos espiritualmente vacíos y aburridos diez o quince años después de nuestro caminar con Jesús, tenemos que preguntarnos, ¿aún lo seguimos?
Jesús llama a los "pecadores" que reconocen su necesidad de Él para la salvación, y su necesidad continua de Él por la gracia e incluso por la voluntad de seguirlos.
Gracias Jesús por tu invitación a seguirte. Guíame hoy para tus propósitos y gloria.
Mateo 7:21
"»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo."
Las oraciones, el uso del nombre de Jesús, los rituales religiosos o la asistencia al servicio no significan que conozcamos a Jesús o, lo que es más importante, que Él nos conoce.
Si conocemos a Jesús, hemos encontrado a Cristo o empezamos una relación con Dios, todos podrían ser ejercicios de autoengaño, aunque bien intencionados.
¿Jesús nos conoce?
¿Hemos cumplido con sus condiciones para ingresar al reino de los cielos (más allá de la membresía de la iglesia)?
La voluntad del Padre requiere que rindamos nuestra propia voluntad, no solo nuestro pecado. "No se haga mi voluntad, sino que se haga tu voluntad, en mi vida, en la tierra, como en el cielo", se convierte en nuestra oración. Jesús quiere conocernos, en sus términos, no en los nuestros.
Dios Padre, tu voluntad se haga en mi vida, para tu gloria.
Mateo 1:20
"Pero, cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo."
El plan de salvación de Dios incluía redimir las historias dolorosas y las vidas rotas de Tamar, Rahab, Betsabé y, finalmente, María y José.
La gracia de Dios es mucho más amplia y profunda de lo que la mayoría de nosotros podemos comprender. Es el temor lo que nos impide ver y participar en la gran historia de salvación de Dios. Irónicamente, la Iglesia puede ser la institución más temerosa para comprender y unirse a la misión de Dios. El milagro de Dios en María de la concepción vino a través del Espíritu Santo. Del mismo modo, la obra de Dios de redención y salvación continúa siendo concebida en las vidas de quienes le ofrecen la vida. No hay lugar para el miedo en la fe.
¿Qué nuevo capítulo de la historia de la misión de Dios vamos a hacer que se escriba en nuestra vida hoy?
Dios mío, solo tú puedes redimir el quebrantamiento y el pecado de mi vida y usarme para tus propósitos eternos. Gracias por las historias de fe de los que me han precedido. Soy tuyo, amén.
2 Corintios 12:9-10
"Pero Él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte."
La debilidad puede ser un regalo de Dios cuando nos hace humillarnos y confiar en la gracia y la fuerza de Dios. La gracia de Dios opera donde la humildad está presente.
Para decir que la gracia de Dios es suficiente, también debemos decir que nuestra fuerza, dones, recursos, sabiduría y estrategias son insuficientes. El poder transformador de Dios está disponible para aquellos que se lanzan a los pies de Cristo y reconocen su debilidad y necesidad. No podemos ser fuertes en nosotros mismos y encontrar nuestra fuerza en el Señor al mismo tiempo.
Pablo había llegado al lugar donde se deleitaba con las debilidades, desafíos que lo humillaban y lo destrozaban, porque entonces conocía la libertad y la alegría de la gracia y la fuerza ilimitadas de Dios. Ese es el secreto de la vida intercambiada.
Señor Jesús, tú eres mi fortaleza. Me humillo ante ti este día e invito a tu gracia y misericordia para que me inunden, para tu gloria.
2 Corintios 8:7
"Pero ustedes, así como sobresalen en todo —en fe, en palabras, en conocimiento, en dedicación y en su amor hacia nosotros—, procuren también sobresalir en esta gracia de dar."
La gracia de dar comienza con la entrega de nuestras vidas a Dios. Así como Jesús se ofreció a la voluntad de su Padre para la salvación de los demás, también tenemos el privilegio de depositar las riquezas y las posiciones que hemos recibido por la misión de Dios. Nuestros recursos, cuando nos entregamos a Dios, se convierten en expresiones de su gracia en la vida de los demás.
Cualquier cosa que no podamos dar tiene el potencial de controlarnos. La gracia de dar comienza con nuestras vidas y luego se extiende a todo lo que tenemos y todo lo que somos. El evangelio lleva esta gracia de dar en su esencia. Para aquellos que comparten y viven el evangelio, la gracia de dar se vuelve normal.
Jesús, gracias por tu generosidad conmigo en la salvación. Oro por esa misma generosidad sacrificial en lo que doy y en donde invierto mi vida, para tu gloria.
2 Corintios 4:2
"Más bien, hemos renunciado a todo lo vergonzoso que se hace a escondidas; no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de Dios. Al contrario, mediante la clara exposición de la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana en la presencia de Dios."
El poder transformador del evangelio no viene a través de nuestras persuasivas historias de vida personal, sino a través de la verdad clara y sin barniz del evangelio presentada en el poder y la unción del Espíritu Santo.
La verdad del evangelio será apoyada por la obra convincente del Espíritu de Dios al exponer el pecado, la justicia y el juicio. Cuando el enfoque de nuestra predicación está en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo como Señor, nos centramos en la predicación del evangelio. La obra del Espíritu Santo para convencer a las conciencias de los hombres de su necesidad de Cristo es la clave a medida que elevamos la historia del evangelio.
Jesús, que seas elevado en mi vida y prediques para que otros puedan ser atraídos hacia ti.
