domingo, 30 de noviembre de 2014

SÓLO DIOS VE EL CORAZÓN


Juan 13:35
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros"


Muchos de nosotros tendemos a juzgar y criticar cuando vemos que alguien hace algo que a nuestro criterio es una decisión equivocada. Por ejemplo: Algún conocido que cambia de trabajo, que sale de su país, etc. La verdad es que en ese tipo de situaciones somos muy prontos a tomar una decisión al respecto cuando la verdad es que sólo Dios conoce y sabe el trato que tiene con cada quien.

Cuando alguien que conocemos está tomando una decisión o haciendo algún cambio, puede ser de ayuda que le preguntemos cuáles son sus motivos para ello. Pero no podemos conocer totalmente el corazón de otra persona. No queremos «morder y comer» a nuestros compañeros cristianos (Gálatas 5:15), sino más bien amarles de una manera que los demás sepan que somos seguidores de Jesús (Juan 13:35). El mundo está observando.

No nos apresuremos a criticar. Sólo Dios ve el corazón.

sábado, 29 de noviembre de 2014

FE DE NIÑO


Lucas 18:27
"Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios"


¿Ves cómo un niño cree firmemente en lo que le dicen sus papás? Muchos papás los engañan con cuentos de cigüeñas, ratón de los dientes o Santa Claus (Papá Noel)... y ellos lo creen. Cuán diferente serían nuestros niños si en esa tierna edad les empezamos a inculcar de la Palabra de Dios y a contar las maravillas y milagros que Él ha hecho en nuestra vida.


¿Fe? Sí, la fe como la de un niño en que los papás pueden hacer cualquier cosa. Pero la verdadera fe tiene la promesa escrita de Dios como su fundamento. En Hebreos 11:1 leemos. «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». Jesús habló mucho sobre la fe, y a lo largo de todos los evangelios leemos acerca de Su respuesta a aquellos que mostraron una gran fe.

Cuando unos hombres trajeron a su amigo paralítico a Jesús, Él vio «la fe de ellos», le perdonó al hombre sus pecados y le sanó (Mateo 9:2-6). Cuando el centurión le pidió a Jesús, «di la palabra, y mi criado sanará» (8:8), Jesús «se maravilló» y dijo, «de cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe» (8:10).

Cuando tenemos fe en Dios, nos damos cuenta de que todo es posible (Lucas 18:27).

La fe como la de un niño abre la puerta al reino de los cielos.

viernes, 28 de noviembre de 2014

ORACIONES


Apocalipsis 8:4
"Subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos"


¿Tiene la oración algún impacto real en nuestro mundo? ¿O simplemente se trata de una conversación privada con Dios?

¿Qué sucedería si cumpliéramos literalmente el mandamiento de Jesús de amar a nuestros enemigos y orar por aquellos que nos persiguen? ¿Y si se nos llegara a conocer por acercar el cielo a los marginados y a las personas desagradables?

En Apocalipsis, el apóstol Juan prevé una conexión directa entre el mundo visible y el invisible. En un momento culminante de la historia, el cielo queda en silencio. Siete ángeles se ponen de pie con sus trompetas, esperando. Impera el silencio, como si todo el cielo estuviera escuchando de puntillas. Luego, un ángel recoge las oraciones del pueblo de Dios en la tierra —todas las oraciones acumuladas de alabanza, lamento, abandono, desesperación, ruego, etc.— las mezcla con incienso y las presenta delante del trono de Dios (8:1-4). El silencio finalmente se rompe cuando las fragantes oraciones son arrojadas a la tierra: desatando una tormenta de «truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto» (v. 5).

El mensaje es claro. Las oraciones son esenciales en la victoria final sobre el mal, el sufrimiento y la muerte.

La obra de Dios la realizan los que oran y actúan.

jueves, 27 de noviembre de 2014

TIEMPO PERFECTO


Gálatas 4:4
"Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo"

 

¿Por qué ser puntual representa un desafío tan grande para algunos de nosotros? Incluso cuando comenzamos temprano, algo inevitable se interpone en nuestro camino y nos hace llegar tarde.

Pero he aquí la buena noticia: ¡Dios siempre es puntual! Al hablar acerca de la llegada de Jesús, Pablo dijo. «Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo» (Gálatas 4:4). El Salvador largamente esperado y prometido llegó justo en el momento preciso.

La llegada de Jesús durante ese período de la historia humana fue perfecta. El mundo entonces conocido estaba unido por un solo idioma comercial. Una red de rutas comerciales globales brindaban acceso abierto a todo el mundo. Todo esto garantizó que el Evangelio pudiera avanzar rápidamente en una sola lengua. Sin fronteras impenetrables. Tan sólo el acceso sin obstáculos para ayudar a difundir la noticia del Salvador cuya crucifixión cumplió con la profecía del Cordero que sería inmolado por nuestros pecados (Isaías 53). ¡Todo en el tiempo perfecto de Dios!

Todo esto debe recordarnos que el Señor también sabe qué momento es el mejor para nosotros. Si estás esperando la respuesta a alguna oración o el cumplimiento de alguna de Sus promesas, no te rindas. Si piensas que Él te ha olvidado, reconsidéralo. Cuando el cumplimiento del tiempo sea el indicado para ti, Él aparecerá ¡Y quedarás asombrado ante lo brillante de Su plan!

El tiempo de Dios siempre es perfecto.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

APACIBLE Y DELICADO


Salmo 46:10
"Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra"


Cuando Dios le habló a Elías en el Monte Horeb, lo pudo haber hecho con el viento, el terremoto, o el fuego. Pero no lo hizo así. Le habló con «un silbo apacible y delicado» (1 Reyes 19:12). Dios le preguntó: «¿Qué haces aquí, Elías?» (v. 13), cuando éste se escondía de Jezabel, quien había amenazado con matarle.

La respuesta de Elías reveló lo que Dios ya sabía: La profundidad de su temor y desaliento. En efecto, le dijo: «Señor, he sentido un vivo celo cuando los demás te han abandonado. ¿Qué recibiré por ser el único que te defiende?» (ver el v. 14).

¿Era en realidad Elías el único que servía a Dios? No. Dios tenía a «siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal» (v. 18).

Puede que en las profundidades de nuestro temor o desesperación también pensemos que somos los únicos que servimos a Dios. Puede que eso suceda justo después de haber llegado a la cumbre de algún éxito, como le sucedió a Elías. El Salmo 46:10 nos recuerda «estad quietos y conoced» que Él es Dios. Cuanto antes nos centremos en Él y Su poder, tanto más pronto veremos que somos librados de nuestro temor y autocompasión.

Tanto los fracasos de nuestra vida, como nuestros éxitos pueden ahogar el silbo apacible y delicado de Dios. Es momento de que acallemos nuestros corazones para escucharle a Él mientras meditamos en Su Palabra.

Para estar sintonizados con la voz de Dios, debemos dejar de estar sintonizados con el ruido de este mundo.

martes, 25 de noviembre de 2014

EN MEMORIA DE ÉL


Lucas 22:19
"Haced esto en memoria de mí"


A muchas personas les gustan llevar consigo fotos de sus seres amados. ¿Será que es para no olvidarlos? 


Por supuesto que no, pero es una forma de recordarlos, de tenerlos siempre en memoria.

Ahora pensemos en esto: Antes de Su crucifixión, Jesús creó un recuerdo de Sí mismo. Dijo a Sus discípulos —y a nosotros por extensión—: «Haced esto [comer el pan y tomar de la copa] en memoria de Mí» (Lucas 22:19). ¿Será porque podríamos olvidarnos de Jesús? ¡Por supuesto que no! ¿Cómo podríamos olvidar a Aquel que murió por nuestros pecados? Sin embargo, Él comenzó esta forma de recordatorio —la Santa Cena— para que nos consolásemos al recordar Su gran sacrificio, Su presencia, Su poder y Sus promesas.

Así como las fotos nos recuerdan a nuestros seres queridos, la celebración de la comunión o Santa Cena nos ofrece un valioso recordatorio de Aquel que volverá para llevarnos al hogar celestial.

Participa. Y recuerda. Todo aquel que ha sido perdonado recuerda la cruz de Cristo con gratitud. No porque siga allí, sino porque por medio de ese sacrificio, tenemos vida. ¡Gloria a Dios!

lunes, 24 de noviembre de 2014

SERVIR


Salmo 112:6
"En memoria eterna será el justo"


Una razón por la que se nos deja aquí en la tierra y no se nos lleva al cielo de inmediato después de haber confiado en Cristo para la salvación es que Dios tiene trabajo para nosotros. «El hombre es inmortal hasta que haya hecho su trabajo» decía San Agustín.

El tiempo de nuestra muerte no lo determina nada ni nadie aquí en la tierra. Esa decisión la toman los concilios en el cielo. Cuando hayamos hecho todo lo que Dios tiene en mente para nosotros, entonces Él nos llevará al hogar celestial —ni un segundo antes. Y, como escribió Pablo: «David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió» (Hechos 13:36).

Mientras tanto, hasta que Dios nos lleve con Él, hay mucho por hacer. «Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura —dijo Jesús—. La noche viene, cuando nadie puede trabajar» (Juan 9:4). La noche vendrá cuando cerremos nuestros ojos en este mundo de una vez por todas o cuando nuestro Señor regrese para llevarnos para estar con Él. Con cada día nos acercamos un poquito más a ese momento.

Mientras tengamos la luz del día, debemos trabajar, no para conquistar, adquirir, acumular y jubilarnos, sino para hacer visible al Cristo invisible tocando a las personas con Su amor. Entonces podemos estar confiados en que nuestro «trabajo en el Señor no es vano» (1 Corintios 15:58).

A los ojos de Dios, la verdadera grandeza está en servir a los demás.

domingo, 23 de noviembre de 2014

NUNCA NOS DEJARÁ


Mateo 28:20
"Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo"


Una de las primeras referencias a la constante presencia de Dios la hace Moisés en Deuteronomio 31:6-8, cuando le dio instrucciones a su sucesor en cuanto a guiar al pueblo de Dios a la «tierra de la promesa». Y el propio Josué escuchó la misma palabra del Señor: «Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé» (Josué 1:5).

Esa promesa se repite en el Nuevo Testamento, donde el autor de Hebreos garantiza lo siguiente: «Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (13:5).

Dondequiera que sea que te encuentres hoy, no estás solo. Si has colocado tu confianza en Jesús para tu salvación eterna, puedes tener la certeza de que Él nunca te dejará.

Primero asegúrate de que estás con Él; entonces puedes estar seguro de que Él estará contigo.

sábado, 22 de noviembre de 2014

¡NO TE ALEJES!


Job 2:10
"¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?"


Es muy fácil alejarnos de algo sin darnos cuenta. Puede ser una amistad, de la familia, de los compañeros... y todo sucede sin darnos cuenta. Por ejemplo: Imagínate relajado sobre un bote a poca distancia de la playa, con los ojos cerrados, recibiendo el sol y escuchando el suave retumbar de las olas contra la orilla. No tienes una sola preocupación en el mundo —¡hasta que abres los ojos! De repente, la orilla está alarmantemente lejos.

Así es como tendemos a alejarnos espiritualmente. Es algo que sucede de manera sutil, pero es espeluznante cuando de repente nos damos cuenta cuánto nos hemos alejado de Dios. El punto de partida comienza cuando el enemigo de nuestras almas nos roba el afecto por nuestro amoroso Creador colocando un giro engañoso en nuestras experiencias y haciendo que sospechemos de Dios en vez de confiar en Él.

Considera a Job y su esposa. Ambos tenían muchísimas razones para estar furiosos con Dios. Sus hijos habían muerto, su fortuna se había perdido y la salud de Job estaba destrozada. Su esposa le dijo: «Maldice a Dios, y muérete». Pero Job respondió: «¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?» (Job 2:9-10).

Hay muchas actitudes que nos pueden poner a la deriva: creer que necesitamos algo más que a Dios para ser felices; colocar relaciones significativas por encima de nuestra lealtad a Dios; pensar que Dios debe estar a la altura de nuestras expectativas; resistir Sus reprobaciones; hacernos los sordos cuando Su Palabra nos incomoda.

Si estás comenzando a alejarte, acuérdate de mantenerte cerca de Aquel que es la única fuente de satisfacción.

Para evitar alejarte de Dios, mantente anclado a la Roca.

viernes, 21 de noviembre de 2014

ACERCÁNDONOS DE CORAZÓN


Marcos 7:6
"Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí"


¿Alguna vez le has dado a alguien la orden de que sonría?

¿Qué pasa cuando obligas a alguien o te obligan a tí mismo a sonreír? Se nota a leguas que la sonrisa no es sincera. ¿Es razonable esperar una sonrisa de verdad de alguien a quien se le está dando una orden? Una sonrisa de verdad viene de adentro; es una expresión del corazón, no del rostro.

Nos conformamos con las sonrisas falsas en las fotografías. Estamos felices cuando todos cooperan en el estudio del fotógrafo y obtenemos al menos una foto con todos sonriendo. Después de todo, estamos creando un ícono de felicidad, así que no tiene que ser auténtico.

Pero la falsedad delante de Dios es inaceptable. Ya sea que estemos felices o tristes o furiosos, la honestidad es esencial. Dios no quiere expresiones falsas de adoración de la misma forma que tampoco quiere declaraciones falsas acerca de personas o circunstancias (Marcos 7:6).

Cambiar nuestra expresión facial es más fácil que cambiar nuestra actitud, pero la verdadera adoración requiere que todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas estén de acuerdo en que Dios es digno de alabanza. Aun cuando las circunstancias que nos rodean sean tristes, podemos estar agradecidos por la misericordia y la compasión de Dios, las cuales son dignas de algo más que el «servicio de labios» de una sonrisa falsa.

Una canción en el corazón le pone una sonrisa al rostro. Acercarte a Dios en momentos de dificultad con un corazón sincero vale más que miles de oraciones aprendidas de memoria pero sin conciencia de lo que se dice.

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA FIDELIDAD DE NUESTRO PADRE



Lamentaciones 3:22-23
"Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias... grande es tu fidelidad"


Puede que estemos débiles y cansados, pero nuestro Padre celestial es Todopoderoso. Puede que nuestros sentimientos cambien, pero Él es inmutable. Incluso la creación misma es una prueba de Su firmeza. Esa es la razón por la que podemos cantar estas palabras de un himno muy verdadero: «Tu fidelidad es grande. Tu fidelidad incomparable es. Nadie como Tú, bendito Dios. Grande es tu fidelidad».

¡Cómo nos anima a vivir para Él! Nuestra fuerza para el presente y nuestra esperanza para el futuro no se basan en la estabilidad de nuestra propia perseverancia sino en la fidelidad de Dios. No importa cuál sea nuestra necesidad, podemos contar con la fidelidad del Padre.

El que se abandona a Dios jamás será abandonado por Dios.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

¡NO MÁS MÁSCARAS!





Mateo 15:8
"Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí"


La mayoría de personas que habla mal del cristianismo ha sido porque ha tenido malas, muy malas experiencias. Conozco personas que no pueden escuchar algo bíblico porque empiezan a despotricar contra los hipócritas. «No puedo soportar a los hipócritas religiosos —dicen muchos—.Hablan acerca de religión, pero no son mejores que yo. Esa es la razón por la que no me gusta todo este asunto de la religión».

La verdad es que aún sin darse cuenta, estas personas están de acuerdo con Dios. Dios ha manifestado claramente que tampoco puede soportar la hipocresía. Pero es una ironía que algunas personas usen algo a lo que Dios se opone como una excusa para no buscarle a Él.

Jesús dijo esto acerca de la hipocresía: «Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres» (Mateo 15:8-9).

Notemos lo que Jesús les dijo a los que tal vez eran los más grandes hipócritas de Su tiempo, los fariseos. En Mateo 23, les llamó hipócritas —¡no una, ni dos, sino siete veces! Eran religiosos que hacían un gran espectáculo, pero Dios conocía sus corazones. El Señor sabía que estaban lejos de Él.

Los no cristianos que señalan la hipocresía en nosotros cuando la ven tienen toda la razón al hacerlo. Están de acuerdo con Dios, quien también la desprecia. Nuestra tarea es asegurarnos de que nuestras vidas honran a Aquel que merece nuestra total dedicación.

El diablo está satisfecho con dejarnos profesar el cristianismo siempre que no lo practiquemos. ¡No le demos gusto! Honremos a Dios y dejemos que nuestros actos hablen más que nuestras palabras.

martes, 18 de noviembre de 2014

¡ERES ÚTIL!


Génesis 17:4
"He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes"


Cuando Dios le prometió a Abraham y a su esposa Sara que tendrían un hijo, Abraham se rió con incredulidad y respondió: «¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?» (Génesis 17:17).

Más tarde, Sara se rió por la misma razón: «¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?» (18:12).

Nosotros también envejecemos y nos preguntamos si el Señor puede cumplir las promesas que nos hizo. Ya no tenemos prominencia ni una "posición". Nuestras mentes ya no son tan ágiles como una vez lo fueron. Nos vemos obstaculizados por problemas físicos que limitan nuestra movilidad y nos mantienen cerca de casa. Cada día parecemos perder más de las cosas que nos hemos pasado adquiriendo toda la vida. Un poeta estadounidense de Robert Frost resalta algo que algunas veces nos preguntamos: «La pregunta… es qué podemos sacar de algo que disminuye».

No mucho, si se nos deja por nuestra cuenta. Pero Dios puede hacer más con nosotros de lo que podemos imaginar. Él nos pregunta, así como le preguntó a Sara. «¿Hay para Dios alguna cosa difícil?» (18:14). ¡Por supuesto que no!

Nunca estamos demasiado viejos para ser útiles si nos ponemos a disposición de Dios para Sus propósitos.

A medida que Dios añade años a tu vida, pídele que seas un instrumento útil para su reino.

lunes, 17 de noviembre de 2014

TORMENTAS


Filipenses 4:9
"Y el Dios de paz estará con vosotros"


Yo he escuchado tormentas en mi cabeza y tal vez tú también. Sucede cuando surge una tragedia que nos afecta a nosotros, a alguien cercano a nosotros, o a alguien de quien escuchamos en las noticias. Nuestras mentes se convierten en una tempestad de preguntas del tipo «¿qué pasaría si?». Nos centramos en todos los malos resultados posibles. Nuestro temor, nuestra preocupación y nuestra confianza en Dios se balancea mientras esperamos, oramos, lloramos por la pérdida y nos preguntamos qué hará el Señor.

Es natural que estemos temerosos en una tormenta (ya sea literal o en sentido figurado). Los discípulos tenían a Jesús justo allí en la barca con ellos, y sin embargo tuvieron miedo (Mateo 8:23-27). Él calmó la tormenta como una lección para mostrarles quién era —un Dios poderoso que también cuida de ellos.

Desearíamos que Jesús siempre calmara las tormentas de nuestra vida así como calmó la tormenta para los discípulos ese día. Pero podemos encontrar momentos de paz cuando estamos anclados a la verdad de que Él está en la barca con nosotros y que Le importamos.


Para darnos cuenta del valor del ancla, habremos de sentir la fuerza de la tormenta.

domingo, 16 de noviembre de 2014

VERDADERA GRANDEZA



Mateo 20:26
"El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor"


Uno de mis programas de televisión se llama "Jefe Encubierto (Undercover Boss), y trata sobre historias de gerentes y presidentes de empresas que se hacen pasar por empleados que están iniciando en la compañía y junto con ellos se ponen a hacer el llamado "trabajo sucio". No son puestos administrativos, sino puestos duros y al finalizar cada capítulo ellos premian a cada uno de ellos según su disposición y esfuerzos que aparentemente nadie ve. Se ven casos muy conmovedores e historias muy bonitas que son recompensadas gracias al servicio que prestan estas personas.

La verdadera grandeza se muestra por medio de la humildad, no por el orgullo. Jesucristo demostró y enseñó esto de manera poderosa, al decirles a Sus ambiciosos discípulos: «Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mateo 20:26-28).

Cuando Dios mismo caminó sobre la tierra como un hombre, lavó pies, recibió niños y voluntariamente entregó Su vida para librarnos de la tiranía egocéntrica del pecado. Su ejemplo hace que Su mandato tenga validez. Él también fue un "Jefe encubierto" para premiarnos con el mejor regalo de todos.


Nosotros podemos hacer grandes cosas para el Señor, si estamos dispuesto a hacer pequeñas cosas por los otros.

sábado, 15 de noviembre de 2014

LA META


Filipenses 3:14
"Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús"


No sé si te pasa, pero cuando hemos alcanzado una meta, la pregunta que salta a la mente es: «¿Qué sigue?». Es una forma que nuestro inconsciente tiene para dar por terminado un asunto y declararse listo para seguir hacia otros asuntos. No podemos ver por el retrovisor las metas alcanzadas sino mantener la mirada al frente, avanzando hacia lo que toque.

En un sentido, el apóstol Pablo tenía una perspectiva similar de la vida. Él sabía que espiritualmente todavía no había «llegado» y que le quedaba un largo camino por recorrer para llegar a ser como Cristo. ¿Qué podía hacer? Podía obsesionarse con el pasado, con sus fracasos, decepciones, luchas y disputas, o podía aprender de aquellas cosas y proseguir hacia «lo que sigue».

En Filipenses 3, Pablo nos dice cómo eligió vivir su vida: «Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (vv. 13-14). Es una perspectiva que habla acerca de proseguir, de adoptar lo que sigue. También es donde debemos centrarnos al buscar ser formados en la imagen del Salvador mientras esperamos la eternidad con Él.

No olvides NUNCA mantener tus ojos fijos en la meta.

viernes, 14 de noviembre de 2014

BORRADOR


Isaías 44:22
"Yo deshice como una nube tus rebeliones"


¿Te has puesto a pensar en la función de nuestra memoria? ¿Qué es esta facultad que nos hace capaces de recordar sentimientos, visiones, sonidos y experiencias pasados? ¿Por medio de qué proceso se registran, almacenan y conservan los eventos en nuestro cerebro para que éstos vuelvan una y otra vez? Gran parte de esto sigue siendo un misterio.

Sabemos que los recuerdos pueden ser bendiciones —llenos de consuelo, tranquilidad, seguridad y gozo. La vejez puede ser una etapa feliz y satisfactoria si hemos almacenado recuerdos de pureza, fe, amistad y amor. Si un santo mira hacia atrás recordando su vida de servicio cristiano y rememora la fidelidad de Aquel que prometió: «no te desampararé, ni te dejaré» (Hebreos 13:5), esos años de vejez pueden ser los más dulces de todos.

Pero la memoria también puede ser un instrumento de tortura. Muchas personas, al acercarse al final de su vida, darían todo lo que poseen por borrar de sus mentes los pecados de su pasado que les acechan. ¿Qué puede hacer una persona que está llena de tales recuerdos? Tan sólo una cosa: Puede llevarlas a Aquel que puede perdonarlos y deshacerlos para siempre. Él es Aquel quien dijo: «Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones» (Hebreos 10:17).

Puede que no puedas olvidar tu pasado. Pero el Señor ofrece deshacer, «como una nube tus rebeliones» (Isaías 44:22).

El mejor borrador es la honesta confesión a Dios.

jueves, 13 de noviembre de 2014

¿CUÁL ES TU ACTITUD?



Juan 3:30
"Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe"


Las personas que pueden poner a un lado sus ambiciones egoístas y buscan de todo corazón el bien de los demás tienen una actitud que agrada a Dios. ¿Recuerdas cómo reaccionó Juan el Bautista cuando las multitudes le dejaron y comenzaron a seguir a Jesús? Él dijo: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe» (Juan 3:30).


Muchas veces nos negamos a cooperar con Dios. Nuestra naturaleza humana y pecadora nos juega una mala pasada. Cuando empezamos a servir a Dios o a estudiar la Biblia podemos caer muy fácilmente en el error de "presumirlo" o pensar que "somos muy buenos" porque así somos, y olvidamos que TODO lo que tenemos es gracias a Él... Y Él es el que se debe llevar todo el crédito

¿Qué tienen en común Juan el Bautista y el cristiano que quisiéramos ser? Que son capaces de dejar a un lado las «ambiciones egoístas». Están felices de ver a los demás elevarse por encima de ellos cuando es para un bien común. ¿Se puede decir lo mismo acerca de nosotros?

Cuando nos olvidemos de nosotros mismos y nos enfocamos en agradar a Dios, haremos cosas que los demás recordarán.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

GUARDIAS


1 Corintios 3:17
"El templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es"


Conocemos lo que hace un guardián. Cuida, proteje, está alerta. Algunos programas informáticos también tienen este nombre y sirven para verificar que pase o no pase cierta información sin que haya sido verificada. Es la labor de un guardia.


En tiempos del Antiguo Testamento, los guardianes cuidaban el templo para evitar que los inmundos entraran en él (2 Crónicas 23:19). En el año 70 d.C. el ejército romano del emperador Tito destruyó el templo. Pero la destrucción había comenzado años antes cuando los levitas asignados para cuidarlo no lo hicieron después de caer bajo la corrupta influencia del rey sirio Antíoco IV.

Pablo llamó a nuestros cuerpos el «templo» de Dios (1 Corintios 3:16-17), y hay muchas fuerzas obrando para atacar la nueva morada de Dios. El mal puede lograr un punto de apoyo atravesando áreas no fortificadas de nuestra vida espiritual —lugares donde la envidia, los conflictos, o las divisiones pueden atacarnos y botarnos (3:3). Cada uno de nosotros debe estar en guardia contra el enemigo de nuestras almas y jamás darle lugar al diablo (Efesios 4:27).

Los criterios para lo que puede entrar se encuentran en Filipenses 4:8: todo lo verdadero, honesto, justo, puro, amable, de buen nombre, de virtud y digno de alabanza. La paz que resulta guardará la puerta de nuestros corazones y de nuestras mentes.


Si no estás en guardia contra el mal, este influirá en ti.

martes, 11 de noviembre de 2014

SE ACUERDA DE TI


Génesis 8:1
"Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca"


Le pasó a José cuando salió de la cárcel: Se olvidó de aquel que le había pedido un favor. Le pasó a Jonás: Se olvidó que era un profeta portavoz de mensajes de Dios y se rehusó a ir a su destino. Le pasó a Abraham: Se olvidó de la promesa y le quiso dar una "ayuda" a Dios tomando a su esclava para tener descendencia. Me pasó a mi: Olvido muchas veces lo que Dios ha hecho por mi y vivo como si fueran mis propias fuerzas las que me mantienen...

¡Cuán diferente es la manera en que Dios nos trata! En Génesis, leemos cómo el diluvio destruyó el mundo. Sólo sobrevivieron aquellos que estaban con Noé en el arca. Pero Dios se acordó de ellos (8:1) y envío un viento para secar las aguas y para que ellos pudieran dejar el arca.

Dios también se acordó de Ana cuando pedía un hijo (1 Samuel 1:19). Él le concedió a Samuel.

Jesús se acordó del ladrón moribundo quien dijo: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino». A lo que Jesús respondió. «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23:42-43).

Dios se acuerda de nosotros dondequiera que estemos. Nuestras preocupaciones son Suyas. Nuestro dolor es Suyo. Encomiéndale a Él tus desafíos y tus dificultades. Él es el Dios que todo lo ve y que se acuerda de nosotros como una madre se acuerda de sus hijos y espera satisfacer nuestras necesidades.


Saber que Dios nos ve trae tanto convicción como consuelo. Él no se olvida de tí.

lunes, 10 de noviembre de 2014

AMAR ES... PRESTAR ATENCIÓN


Salmo 119:149
"Oye mi voz conforme a tu misericordia…"


Cuando amamos a los demás, los escuchamos. Claro que se necesita tiempo y esfuerzo para centrar la atención en ellos y para oír lo que están diciendo. Pero cuando lo hacemos, demostramos un genuino interés y respeto.



Una de las primeras cosas que aprendí de recién casado fue el poder escuchar a mi esposa. A la típica pregunta de "¿Cómo te fue hoy?"... esa que los hombres contestamos con 2 o 3 palabras, mi amada esposa durante varios minutos me habló de lo que le había pasado, las dificultades que había afrontado... y en mi bien intencionado esfuerzo por "resolver" sus problemas le empecé a dar una lista de cosas que ella "debía hacer".

Ella sólo me miró y suspiró. Entonces lo supe. Ella ya había resuelto todo, y de una mejor forma que mi punto de vista. Entendí entonces que ella no necesitaba que yo resolviera sus problemas, sino que escuchara lo que había hecho, que me interesara en lo que le había pasado. Que entendiera lo que había sentido.


Cuando David suplicó: "Oye mi voz conforme a tu misericordia…" (Salmo 119:149), estaba expresando la verdad de que el Dios que nos ama, también nos escucha. Escuchar forma parte de amar.

Escuchar a una esposa, a un esposo, a un compañero de trabajo o a un amigo creyente puede ser justo lo que esa persona necesita cobrar ánimo o para ver un problema con más claridad. Escucha. Dios mismo demuestra que el amor escucha.

Escuchar puede ser lo más hermoso que hagas hoy.


P.S. Aprovecho este espacio para dar gracias a Dios por la inspiración de esta reflexión y la de mi vida. A quien amo después que a Dios y antes que mi hijo. Mi amada esposa. Feliz cumpleaños, que Dios te de larga vida junto a Él. Junto con nuestro hijo, te amamos.

domingo, 9 de noviembre de 2014

AMISTAD


Juan 15:15
"Os he llamado amigos"

 

A lo largo de la historia bíblica hemos leído de historias como la de David y Jonatán, por ejemplo, que son una muestra de que hay amigos más fieles que un hermano. A lo largo de nuestra historia también lo podemos comprobar... y es que es un mandato de nuestro Maestro y Amigo por excelencia:

Jesús les pidió a Sus discípulos que le mostraran su amistad amándose unos a otros tal y como Él los había amado. Después, elevó el nivel de exigencia Previendo Su muerte en la cruz, dijo: "Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15:13).

Esta profundidad de la amistad no trata simplemente acerca de hacer lo correcto. Trata acerca de sacrificio y emana de una relación con Aquel que verdaderamente puso Su vida por nosotros.

¿Les estamos mostrando a los demás que Jesús nos ha amado tal y como Su Padre lo ha amado a Él? (v.9). Quizás pienses que no tienes amigo, o nunca los has tenido. La Biblia dice: "El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo" (Proverbios 18:24)



El amor es más que un sentimiento, es poner las necesidades de la otra persona por encima de las propias.

sábado, 8 de noviembre de 2014

¡PASA ESTE JORDÁN!


Josué 1:2-5
"Ahora, pues, levántate y pasa este Jordán… no te dejaré, ni te desampararé"


Siempre que el Señor nos asigna una tarea difícil, nos da lo que necesitamos para llevarla a cabo. 


El pasaje de hoy nos dice que a Josué le entregaron un cargo de gran responsabilidad. Sin duda alguna, la magnitud del desafío que tenía por delante le hizo temblar de miedo. ¿Cómo podría alguna vez seguir a semejante líder como Moisés? Sería imposible que guiara al pueblo a la Tierra Prometida con sus propias fuerzas. Pero junto con las órdenes de marchar, el Señor le dio una promesa de seguridad y tranquilidad: «No te dejaré ni te desampararé» (Josué 1:5). Luego dijo: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas» (v. 9). Tales palabras de tranquilidad fueron el respaldo que necesitaba Josué.

Si Dios te ha encomendado para que realices alguna tarea especial que te atemoriza, es tu responsabilidad entrar de lleno en ella. Dependerá del Señor que la culmines. Si haces tu parte fielmente, Él hará la Suya.


A donde Dios nos guía, allí nos provee.

viernes, 7 de noviembre de 2014

BANQUETE


Lucas 14:13-14.
"Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado"


Se viene la temporada navideña. Temporada de convivios, cenas, banquetes, etc. Es un tiempo donde ya sea en la oficina, en familio o con amigos se suele organizar comidas con listas de invitados, ¿No es así?

Repasamos nuestra propuesta de lista de invitados y sugerimos amigos a los que nunca hemos invitado o que no han venido hace tiempo. Y parece que esta lista normalmente consta de personas que se parecen, actúan y viven como nosotros y que pueden corresponder a nuestra invitación. Pero, si le preguntamos a Jesús a quién debiéramos invitar a cenar, Él nos dará una lista de invitados totalmente distinta.

Un día, un prominente fariseo invitó a Jesús a su casa, probablemente para compartir la mesa con Él, pero posiblemente para observarlo de cerca y poder atraparlo. Mientras estuvo allí, Jesús sanó a un hombre y le enseñó a Su anfitrión una importante lección: Al hacer nuestra lista de invitados para una cena, no debemos ser exclusivos; invitando sólo a amigos, parientes, vecinos ricos y aquellos que pueden devolverte la invitación. En cambio, debemos ser inclusivos, invitando a los que no nos pueden pagar de vuelta. Aunque tales personas no podrían corresponderle al anfitrión, Jesús le aseguró que recibiría bendición y que Dios lo recompensaría (Lucas 14:12-14).

Así como Jesús ama a todos por igual, también nosotros aprendamos de su ejemplo y abramos nuestros corazones y hogares a los menos afortunados que nosotros. Seguro que por nuestra casa hay personas así. ¿Seguiremos el ejemplo del Maestro?

Abrir nuestros corazones y hogares nos bendice tanto a nosotros como a los demás.

jueves, 6 de noviembre de 2014

GRACIA


Romanos 5:20
"Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia"


Cada día experimentamos el daño causado por el pecado que ha entrado en nuestro mundo. La codicia, la injusticia la crueldad encuentran sus orígenes en la decisión de Adán y Eva de seguir su propio camino en vez del camino de Dios. (Génesis 3). El legado de su desobediencia ha pasado a cada generación. Sin la intervención de Dios estaríamos en una situación sin esperanza. Pero Jesús dominó el pecado por medio de su Cruz y conquisto la muerte por medio de la resurrección.

La victoria de Cristo se celebra en Romanos 5, al cual a menudo se le llama el capitulo del “mucho más”, en el Nuevo Testamento, donde Pablo contrasta la devastación causada por el pecado con el poder restaurador de la gracia de Dios. En cada caso, la gracia supera las consecuencias del pecado. Llegando a una gran conclusión, Pablo dice “Más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para la muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” Romanos 5:20-21.

No importa cuanto hayamos perdido personalmente por causa del pecado, hemos ganado muchísimo mas por medio de la victoria de la resurrección de Cristo.

Nuestro pecado es grande; la gracia de Dios es más grande.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

REGALO ETERNO


1 Pedro 1:18-19
"Fuisteis rescatados… no con cosas corruptibles, …sino con la sangre preciosa de Cristo"


La misma distancia que existe desde el trono de Dios hasta el abismo de la cruz del Calvario es la medida del amor del Salvador por nosotros.


En la carta de Pablo a los filipenses, el apóstol describió el descenso de Jesús desde las alturas de la gloria hasta las profundidades de la vergüenza y la agonía y Su ascenso de regreso (2:5-11).

Cristo es el Creador eterno y Señor de todo lo que existió, existe y existirá, y exaltado infinitamente sobre lo corrupto del mundo. Él es la fuente de vida, con millares de ángeles que cantan Sus alabanzas y hacen Su voluntad. Y, sin embargo, motivado por Su amor hacia nuestra raza humana perdida, «se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (v. 8). Vino a nuestro penoso planeta, nació en un establo que era una cueva llena de maldad y Le colocaron como un indefenso bebé en un pesebre.

Cuando se hizo hombre, soportó no tener un lugar para vivir (Mateo 8:20). Sediento, le pidió agua a una adúltera (Juan 4:7-9). Agotado, se quedó dormido en una barca en medio de un mar agitado por la tormenta (Marcos 4:37-38). Sin tener pecado alguno, las multitudes Le adoraron un día (Mateo 21:9) y luego Le condenaron como un criminal y murió en una cruz romana sufriendo de manera atroz.

¡Esa es la distancia desde el trono de Dios hasta el Calvario! ¡Esa es la medida de Su misericordia y gracia!

¡Ese es el regalo eterno del Señor y Salvador para ti!

Dios irrumpió en la historia humana para ofrecernos el regalo eterno de la salvación. ¿Qué tal un par de palabras de agradecimiento ahora mismo por su misericordia?

martes, 4 de noviembre de 2014

ANGUSTIA


Marcos 14:33-34
"Y [Jesús] tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte"

 

Hace casi un mes un compañero de trabajo muy joven tuvo una complicación y lamentable e inexplicablemente falleció. Tenía poco más de 30 años y la noticia fue muy impactante para todos. Devastadora para la familia. Pasaron varios días y el clima era muy pesado. Y es que hay noticias y situaciones que parecen que no tienen consuelo...

Encuentro extrañamente consolador el hecho de que Jesús respondió de una manera muy parecida a la nuestra cuando enfrentó el dolor. Me consuela saber que Él lloró cuando Su amigo Lázaro murió (Juan 11:32-36). Eso me da una revelación asombrosa de cómo debió haberse sentido Dios con respecto a este compañero, a quien Él también amaba.

Y en el huerto la noche antes de Su crucifixión, Jesús no oró: «Oh, Señor, estoy tan agradecido de que me hayas escogido para sufrir en Tu nombre». No, Él experimentó dolor, temor, abandono, incluso desesperación. El libro de Hebreos nos dice que Jesús rogó «con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte» (5:7). Pero no fue salvado de la muerte física.

Es demasiado decir que Jesús mismo hizo la pregunta que nos angustia: ¿Le importa a Dios? ¿Qué otra cosa pueden significar Sus palabras en ese oscuro salmo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»? (Salmo 22:1; Marcos 15:34).

Jesús soportó Su dolor porque sabía que Su Padre es un Dios de amor en quien se puede confiar sin importar cómo se presenten las circunstancias. Demostró con fe que la respuesta final a la pregunta ¿Le importa a Dios? es un rotundo ¡Sí!


Cuando sabemos que la mano de Dios está en todo, podemos dejarlo todo en la mano de Dios.

lunes, 3 de noviembre de 2014

ÉL ES TODO LO QUE NECESITAS


2 Crónicas 20:15
"No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios"


Una persona estudiosa de la Biblia contó acerca de un hombre desesperado que le confesó a un líder religioso: «Mi vida está realmente yendo muy mal». «¿Qué tan mal?» inquirió el lider. Enterrando la cabeza entre sus manos, gimió: «Le diré qué tan mal; Dios es todo lo que me queda». El rostro del líder se iluminó. «¡Me alegra poder darte la seguridad y la tranquilidad de que una persona a la que no le queda nada más que Dios tiene más que suficiente para alcanzar la mayor victoria!»

En el contexto del versículo que publicamos al principio de la reflexión, el pueblo de Judá también estaba en problemas. Admitió su falta de poder y sabiduría para conquistar a sus enemigos. ¡Dios era todo lo que les quedaba! Pero el rey Josafat y el pueblo vieron esto como un motivo de esperanza y no de desesperación. «A ti volvemos nuestros ojos», Le declararon a Dios (2 Crónicas 20:12). Y su esperanza no quedó decepcionada cuando Él cumplió Su promesa: «No es vuestra la guerra, sino de Dios» (v. 15).

¿Te encuentras en una posición donde toda la autosuficiencia ha desaparecido? Al volver tus ojos al Señor y poner tu esperanza en Él, tienes la tranquilizadora promesa de Dios de que no necesitas nada más. 


Cuando Dios es todo lo que tienes, tienes todo lo que necesitas.

domingo, 2 de noviembre de 2014

¡SÉ LIMPIO!


Marcos 1:41
"Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio"


Marcos 1:40-45. Se vive una escena como la siguiente:

"Le vieron venir hacia ellos desde el otro lado del camino. Estaba agitando los brazos para advertirles que debían alejarse. Le reconocieron por el pañuelo que le cubría la nariz y la boca. Tenía las vestimentas rotas y la piel se le caía del cuerpo. Era un leproso, ¡un inmundo!"

La multitud alrededor de Jesús se dispersó cuando el leproso se les abalanzó, poniéndose en medio de ellos. Todos tenían miedo de que les tocara porque entonces ellos mismos se harían inmundos. A los leprosos se les excluía de la vida religiosa de la comunidad, se les aislaba de la sociedad y se les obligaba a llevar luto por su propia muerte rasgando sus vestiduras.

Pero este leproso se echó a las pies de Jesús, clamando a Él en un acto de desesperación y fe para ser restaurado y volver a ser una persona íntegra: «Si quieres, puedes limpiarme» (v. 40). Teniendo misericordia de él, Jesús le tocó y le dijo: «Quiero, sé limpio» (v. 41). Jesús sanó al hombre de su lepra y le dijo que se mostrara al sacerdote del templo.

Jesús tiene el poder de limpiar, perdonar y restaurar a aquellos que han quedado atrapados sin esperanza e impotentes en su pecado y no pueden encontrar una salida. Confía en que Él te dirá: «Quiero, sé limpio».


Jesús es un especialista en la restauración.

sábado, 1 de noviembre de 2014

¿PROPINA?


2 Corintios 8:9
"Que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico"


La práctica de dejar propina es comúnmente aceptada en muchos países. Muchos lugares ya lo incluyen algunas veces como parte del precio total que facturan. Es algo que se ha acoplado ya a nuestra vida diaria.

Muchos cristianos consideran sus ofrendas financieras como apenas algo más que un gesto de buena voluntad hacia Dios por el servicio que Él nos ha prestado. Muchos creemos que, mientras le demos algo de dinero a Dios, ya podemos vivir tranquilos y muchas veces en pecado. ¡Pero la vida cristiana significa muchísimo más que el dinero!

La Biblia nos dice que a nuestro Creador Le pertenecen «los millares de animales en los collados» (Salmo 50:10). «Mío es el mundo —dice Dios—, y su plenitud» (v. 12). Todo proviene de Él y todo lo que tenemos Le pertenece a Él. Dios no sólo nos ha dado todos los bienes materiales que poseemos, sino que también nos ha dado a Su Hijo, el Señor Jesucristo, quien nos provee nuestra propia salvación.

Pablo usó a los cristianos macedonios como una ilustración de cómo debe ser nuestro ofrendar a la luz de la increíble generosidad de Dios hacia nosotros. Los macedonios, quienes estaban en «profunda pobreza», dieron con «generosidad» (2 Corintios 8:2). Pero «se dieron primeramente al Señor» (v. 5).

Dios el Creador del universo no necesita nada de nosotros. No quiere una propina. Usa muchas veces enseñanzas relacionadas con el dinero para que meditemos y nos demos cuenta si amamos más al dinero (raíz de todos los males) que a Él, pero Él realmente... ¡Nos quiere a nosotros!


No importa cuánto des, no puedes superar a Dios.