Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 26 de agosto de 2014
ENTONCES DIJO DIOS
Génesis 1:26
"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza"
Muchos hemos visto películas de misterio o suspenso, y al llegar casi al final, la pregunta que siempre surge de ellas es: «¿Quién lo hizo?». Y la pregunta más importante de todos los tiempos es la que hace esta interrogante con respecto a la creación.
Algunas personas desearían que la Biblia dijera: «En el principio Dios no era necesario». Para ellas, es inaceptable decir, «en el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1:1). O «hagamos al hombre a Nuestra imagen» (v. 26).
En vez de ello, creen que, después de una explosión de energía y materia, de alguna manera se formó una atmósfera propicia para la vida. Luego, organismos unicelulares se desarrollaron hasta convertirse en las formas de vida extremadamente complejas que conocemos hoy.
No hay necesidad de Dios, dicen, porque todo sucedió naturalmente. En una tierra y en una atmósfera cuya creación no tiene autor, se unieron fuerzas con un plano diseñado por nadie para hacer de la tierra el ambiente perfecto para que se desarrollara la vida.
Lo que hacemos con «en el principio Dios» se encuentra en el meollo de todo esto. Debemos creer en Su Palabra —y en todo lo que Su Palabra afirma—, o creer que nuestras vidas sin sentido fueron el resultado de una reacción en cadena accidental y mecánica. ¡Qué contraste tan marcado con «hagamos al hombre a Nuestra imagen»!
En el principio. ¿Fue Dios? ¿O fue la casualidad? Nuestra respuesta a esta trama de misterio revela si verdaderamente adoramos o no al imponente Dios de la creación.
Recuerda: Sólo Dios puede crear el cosmos de la nada. Aunque los hombres nieguen lo que a todas luces es evidente, nosotros no lo negamos. Aunque muchos lo quisieran, el mensaje de hoy es: "DIOS NO ESTÁ MUERTO"
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