Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 24 de agosto de 2014
LA CONFESIÓN
1 Juan 1:9
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”
Es algo natural tratar de escondernos de los demás cuando hemos estado haciendo algo malo. Puede que nos sintamos culpables, pero nuestro deseo de evitar admitir nuestra responsabilidad a menudo es más fuerte que nuestra culpa.
Acán trató de esconder su pecado. Había robado plata y oro, y los había escondido en su tienda (Josué 7:20-21). Pero cuando los israelitas fueron derrotados en batalla, el Señor le dijo a su líder Josué que habían perdido debido a que había pecado en el campamento (vv. 11-12). El Señor identificó a Acán como el que había pecado. Y aun cuando Acán confesó, él y su familia fueron ejecutados (v. 25).
Puede que no entendamos por qué Dios trató el pecado de Acán con tanta dureza, pero sí sabemos que estaba instruyendo a Su pueblo en cuanto a Su santidad y la necesidad de los israelitas de obedecer Sus mandamientos (Éxodo 20:17).
Si has estado siendo desobediente, es momento de salir de tu escondite. Dios te está llamando amorosamente y ofreciéndote Su limpieza, perdón y restauración.
Recuerda: La confesión es la llave que abre la puerta al perdón.
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