2 Corintios 3:3
"Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones."
Josué relató la ley de Dios dada a Moisés y la estableció como la respuesta estándar continua del pueblo de Dios a su gracia cuando entraron a la tierra. Esta ley, escrita en tablas de piedra, fue un don de gracia otorgado por Dios para proporcionar a los antiguos esclavos las llaves de la bendición y la libertad que se encuentran en la obediencia a Dios.
Más tarde, Pablo dijo que algo mucho más increíble sucedió a través del don de la salvación. La ley ya no está contenida en tablas de piedra, ahora está escrita en el corazón humano (2 Co. 3: 3). La transformación provocada por la gracia salvadora de Dios debe ser demostrada por aquellos que afirman seguir a Jesús. Este cambio no es el resultado del conjunto abstracto de principios morales externos, sino de la obra del Espíritu de Dios que habita en los corazones del pueblo de Dios. Dios, a través de la obra de salvación, saca el corazón de piedra de una persona y pone en su lugar un corazón de carne que late con nueva vida. En este nuevo corazón está escrita la ley de Dios, un milagro mucho mayor que la Ley dada en el Monte Sinaí.
Jesús, gracias por escribir tu verdad en mi corazón. Por favor, continúa transformándome para que me parezca cada vez más a ti: bueno, puro y lleno de amor. Amén.
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