1 Samuel 12:22
"Por amor a su gran nombre, el Señor no rechazará a su pueblo; de hecho él se ha dignado hacerlos a ustedes su propio pueblo."
En este capítulo, Samuel pronunció su discurso de despedida a los israelitas y le recordó al pueblo la fidelidad de Dios hacia ellos a lo largo de la historia. Volvió a contar su viaje desde la liberación en Egipto hasta la tierra prometida (vv. 6 - 8). Pero también les recordó su falta de fe y las veces que le dieron la espalda a Dios (vv. 9-10). Explicó que debido a que ahora habían pedido un rey humano, una vez más estaban demostrando su falta de confianza en Dios para satisfacer sus necesidades. Cuando empezaron a tomar conciencia de lo que habían hecho, se asustaron. Pero Samuel los animó diciéndoles que, si bien podían haber sido infieles, Dios seguía siendo fiel. Dios continuaría amándolos y aceptándolos "por causa de su gran nombre".
En la antigüedad, el nombre de uno representaba el carácter de uno. El nombre de Dios habla de su reputación y atributos. Que Dios abandonara a su pueblo sería incompatible con su reputación de fidelidad. Se mantendría fiel a ellos cumpliendo su promesa de enviar un Mesías para redimir y restaurar a su pueblo. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo escribe de Jesús: “Si somos infieles, Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2:13). Al enviar a Jesús, Dios el Padre demostró que nunca se da por vencido con los que ama porque no puede negar su propio carácter.
Jesús, gracias por ser fiel incluso cuando soy infiel. Ayúdame a vivir una vida que glorifique tu reputación. Amén.
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