1 Pedro 2:23
"Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia."
La Biblia no habla claramente sobre todos los problemas específicos que las personas encuentran en esta vida. Pablo reconoció esto y escribió para sus lectores un principio clave a seguir en aquellos asuntos que no se tratan específicamente. En Romanos 14, Pablo estableció la ley de la libertad en la que el cristiano elige no ejercer toda la libertad a su disposición, sino que procesa decisiones sobre asuntos debatibles basándose en lo que es mejor para sus hermanos y hermanas. Los primeros cuatro versículos del capítulo 15 resumen y cierran esa sección del libro y proporcionan el verdadero combustible para tal actitud.
Cuando un cristiano se enfrenta a un asunto cuestionable, uno en el que no está constreñido por su conciencia o guiado por un mandato bíblico claro, debe estar dispuesto a renunciar a su libertad personal por el bien de un hermano o hermana. Esto es lo que Jesús nos modeló. No vivió para beneficiarse a sí mismo, sino que se entregó voluntaria y desinteresadamente al insulto y la injuria por el bien de los demás (1 P. 2:23). Para aquellos que siguen a Jesús, se espera la misma actitud: estar dispuestos a renunciar a nuestra libertad para la edificación de otro.
Jesús, ayúdame a tomar decisiones basadas en lo que es mejor para mis hermanos y hermanas, lo que es mejor para tu reino. Amén.
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