martes, 11 de mayo de 2021

VIVIR PARA JESÚS


 


Santiago 1:19-21

"Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; 

pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere. 

Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida."


El libro de Santiago está lleno de mandamientos prácticos para una auténtica vida cristiana. En su carta, Santiago, el hermano de Jesús, instruyó a los cristianos a controlar su lengua, ser lentos para la ira y luchar contra la ambición egoísta. Pero Santiago no estaba interesado en simplemente compartir una lista de cosas que los cristianos no deberían hacer; también incluyó una serie de mandatos positivos para los creyentes.


Así como Jesús pasó gran parte de su ministerio entre los descuidados por la sociedad, a los seguidores de Jesús se les ordena cuidar y mostrar preocupación por las personas que son huérfanas y viudas, los desfavorecidos y los hermanos y hermanas pecadores. Santiago puso un énfasis específico en que los creyentes emularan el ministerio diario de Jesús dentro de sus propias vidas, mostrando compasión hacia los quebrantados de corazón y los pobres y evitando el pecado.


Los discípulos de Jesús no deben simplemente escuchar las palabras de Jesús; deben buscar activamente oportunidades para involucrar al mundo con su mensaje que cambia la vida. Al igual que con Jesús, las relaciones de un creyente con los demás, ya sean familiares, amigos, compañeros de trabajo o una persona que está pidiendo limosna en la calle, deben definirse por el amor, la misericordia, la paciencia y la gracia.


Jesús, por favor abre mis ojos a cómo quieres que ame a aquellos a quienes nuestra sociedad ha olvidado y descuidado. Dame la oportunidad de relacionarme de manera significativa con alguien en tu nombre. Amén.


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