Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 16 de enero de 2015
TIEMBLA LA TIERRA
Salmo 18:6
"En mi angustia invoqué al Señor"
La zona de occidente del país donde nací y vivo, ha sido vulnerable a los temblores de tierra. Pequeños terremotos han irrumpido y han dejado en los habitantes ese temor de que de un momento a otro sus viviendas pueden derrumbarse.
Algunas veces, después de un trauma, nos preparamos para lo que pueda venir después. Si recibimos una llamada por el teléfono móvil anunciando malas noticias, cada vez que el teléfono suena sentimos pánico y nos preguntamos: ¿Y ahora qué habrá pasado?
La «tierra estaba temblando» para el salmista David después de que el rey Saúl trató de matarle (1 Samuel 19:10). Corrió y se escondió. Pensó que lo que seguiría sería la muerte y le dijo a su amigo Jonatán: «Apenas hay un paso entre mí y la muerte» (20:3). Escribió: «Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron» (Salmo 18:4).
David clamó al Señor en su angustia (Salmo 18:6) y encontró que Él era un apoyo, Alguien en quien podía confiar que siempre estaría con él. Dijo: «Señor, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;… mi alto refugio» (Salmo 18:2). El Señor será eso para nosotros tambien cuando la tierra tiemble debajo de nuestros pies.
Para sobrevivir a las tormentas de la vida, fija tu ancla a la Roca eterna.
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