miércoles, 14 de enero de 2015

TOMAR LA CRUZ


Lucas 14:26
"Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo"


Jesús quería un verdadero compromiso por parte de Sus discípulos. En Lucas 14, leemos que grandes multitudes se Le unieron en Su viaje hacia Jerusalén (v.25). Tal vez estos seguidores ocasionales se consideraban Sus verdaderos discípulos, pero Jesús enseñó que seguirle implicaba más que simplemente saber cosas sobre Él. Explicó lo que realmente significaba ser Su discípulo cuando definió el costo del discipulado: Nada, ni el amor de un padre o una madre, o incluso nuestra propia vida, había de tener prioridad sobre la lealtad a Jesús (vv.26-33). Sus discípulos (entonces y ahora) deben reconocer que, si Dios ha de ser fundamental en sus vidas, las posesiones e incluso las relaciones sociales tienen que ser secundarias.

Jesús llama a Sus seguidores a vivir totalmente comprometidos por un pensamiento y una pasión única y exclusiva: Él.

Nuestro amor a Jesús es la clave para una vida apasionada por el evangelio.

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