Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 15 de marzo de 2015
SED DE DIOS
Salmos 42:1-2
"Cual ciervo jadeante en busca del agua,
así te busca, oh Dios, todo mi ser.
Tengo sed de Dios, del Dios de la vida.
¿Cuándo podré presentarme ante Dios?"
Así como la vida de un ciervo depende del agua, de la misma forma nuestras vidas dependen de Dios. Esa comparación del salmista resulta muy atinada. No podemos vivir verdaderamente sin Dios.
Muchas veces nos alejamos de Él debido a diferentes circunstancias. Pero para los que lo hemos conocido, esa sensación de separación de Dios nos hace querer volver a Él. Que nuestra actitud sea como la del salmista que dijo que no descansaría hasta no restaurar su relación con el Señor Todopoderoso.
Nuestra vida depende de ello. Y nuestra eternidad también. ¡Tengo sed de Dios, del Dios de la vida!
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