Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 4 de julio de 2015
PERDER LA VIDA, SALVAR LA VIDA
Mateo 16:25
"Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará."
La posibilidad de perder la vida era muy real para los discípulos, así como para Jesús.
El discipulado real implica compromiso verdadero y toda nuestra existencia a su servicio. Si tratamos de salvar nuestra vida física de la muerte, el dolor, o malestar, podemos correr el riesgo de perder nuestra verdadera vida eterna.
Si nos protegemos del dolor en todo momento, comenzamos a morir espiritualmente y emocionalmente. Nuestras vidas se vuelven hacia adentro, y perdemos nuestro propósito.
Cuando le damos nuestra vida al servicio de Cristo, sin embargo, descubrimos el verdadero propósito de la vida. Y cosechamos frutos eternos. Demos nuestra vida, Él la devolverá nueva, completa, eterna.
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