Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 22 de septiembre de 2015
CREYENTES
Hechos 2:44
"Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común."
Reconociendo a los otros creyentes como hermanos y hermanas en la familia de Dios, los cristianos de Jerusalén compartían todo lo que tenían para que todos pudieran beneficiarse de los dones de Dios.
Es tentador, sobre todo si tenemos la riqueza material a nuestro alcance, poder compartir con los demás. Tendemos a cuidar nuestros propios intereses, disfrutar nuestro propio pequeño pedazo del mundo y acumular para nosotros mismos. Pero como parte de la familia espiritual de Dios, es nuestra responsabilidad ayudarnos unos a otros en toda forma posible. Pero no "únicamente" en la parte material, sino también con recursos igual o más valiosos: El tiempo, el talento que Dios nos ha dado, la capacidad de escuchar, etc.
Recuerda: La familia de Dios funciona mejor cuando sus miembros trabajan juntos.
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