domingo, 27 de septiembre de 2015

HABLEMOS DE DIOS, HABLEMOS DE CRISTO




Hechos 6:7
"Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe."


La palabra de Dios se extendió como ondas en un estanque en el cual, a partir de un solo centro, cada ola toca la siguiente, y la difusión cada vez es más amplia y llega más lejos. 


El evangelio todavía se extiende de esta manera hoy.  No tenemos que cambiar a todo el mundo, a todo el estanque. Es suficiente con ser parte de una ola, e ir tocando a los que te rodean, que a su vez pueden tocar a otros hasta que todos han sentido el movimiento. 

No vuelvas a sentir que tu parte es insignificante o poco importante. Todos somos embajadores de Cristo en la tierra, con el potencial de ser sal y luz. ¡Hablemos de Dios, hablemos de Cristo!

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