lunes, 7 de septiembre de 2015

GLORIFICAR A DIOS EN LA PRUEBA



Juan 9:2-3
"Y sus discípulos le preguntaron:
—Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
—Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida."


Una creencia común en la cultura judía era que la calamidad o sufrimiento era el resultado de un gran pecado. 


Pero Cristo usó el sufrimiento de este hombre para enseñar acerca de la fe y para glorificar a Dios. Vivimos en un mundo caído donde el buen comportamiento no siempre es recompensado y el mal comportamiento no siempre castigado. Por lo tanto, las personas inocentes a veces sufren. 

Independientemente de las razones de nuestro sufrimiento, Jesús tiene el poder de ayudar a lidiar con él. Cuando tú sufres alguna enfermedad, pases por alguna tragedia, o tormentas llegan a tu vida, trata de no preguntar, "¿Por qué me pasó esto a mí?" o "¿Qué hice mal?" En lugar de eso, pide a Dios que te dé fuerza y una perspectiva más clara de lo que está sucediendo.

Esa situación difícil que puedas estar atravesando, también puede ser usada para glorificar a Dios.



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