Marcos 13:33-34
"Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase."
El llamado de Cristo para observar y orar por su regreso ha sido un llamado de trompeta que el Espíritu ha sonado en cada generación. Cuando la Iglesia está alerta y ora, ella responde a la misión de Dios de compartir el Evangelio con todas las naciones.
La responsabilidad e inminencia de vivir con la expectativa del regreso de Cristo en cualquier momento cambia nuestras prioridades. Vivimos de manera diferente. Vivimos vidas vigilantes, devotas y expectantes. Vivimos sabiendo que este no es nuestro hogar. Este mundo y sus placeres se desvanecerán. Jesús nos llama a protegernos contra las distracciones y la somnolencia espiritual que embota nuestros sentidos y la capacidad de responder a su presencia.
Debemos ser auto controlados y estar alertas, observar, esperar y orar para formar parte de los propósitos de la misión de Dios en el tiempo del fin mientras esperamos su regreso.
Señor Jesús, ven. Tu regreso es mi esperanza Tu presencia es mi vida. Bendito y Amado de mi alma.
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