Éxodo 2:23-25
"Mucho tiempo después murió el rey de Egipto. Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios, 24 quien al oír sus quejas se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. 25 Fue así como Dios se fijó en los israelitas y los tomó en cuenta."
Lo vemos en las noticias cada vez con más frecuencia.
Los huracanes sumergen a las comunidades costeras. Los incendios forestales dejan atrás caminos carbonizados de destrucción. Los tornados levantan las casas de los cimientos y las envían de regreso a la tierra en pedazos. Terremotos, tsunamis e innumerables desastres naturales surgen con poca o ninguna advertencia... y dejan vidas cambiadas para siempre.
Ni siquiera tenemos que vivir en estas comunidades devastadas para ver el impacto. Conéctate a Internet o enciende la televisión, y las imágenes y los videos se publicarán o transmitirán en tiempo real. Miles de millones de dólares en daños a la propiedad. Casas perdidas, negocios destruidos. Innumerables heridos, desaparecidos o muertos. Se necesita algo bastante poderoso para causar este tipo de escombros, ya sean vientos huracanados o temperaturas infernales.
Pero el Libro del Éxodo detalla un Poder aún más fuerte: nuestro Dios omnipotente.
Cuando su pueblo escogido está en cautiverio, Dios obra a través de Moisés para desatar poderosas plagas sobre los egipcios, plagas que harían que los desastres naturales en las noticias de hoy parezcan un juego de niños. Pero seguiremos viendo el plan de redención del Padre en acción en la vida de su pueblo, ya no es una familia pequeña, ¡sino toda una nación!
Y luego, cuando los israelitas finalmente son libres en el Gran Éxodo, Dios demuestra Su soberanía una vez más al sostener a más de un millón de personas mientras viajan por el desierto. Además, continuará viendo el plan de redención del Padre en acción en la vida de Su pueblo, ¡ya no es una familia pequeña, sino toda una nación! Tanto el amor de Dios como su ley están en plena exhibición mientras Él provee y protege al mismo tiempo que requiere obediencia.
Aunque el miedo y la falta de fe del hombre provocan algunos contratiempos (toda una generación se pierde la Tierra Prometida), Dios es fiel. Como verá, nada obstaculizará Su plan. ¡Pidamos a Dios la fe necesaria para no perdernos el ingreso a la Tierra Prometida!
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