Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 21 de noviembre de 2013
¿YA VOTASTE?
Luego de vivir... (¿o sobrevivir?) a una millonaria, extenuante, no tan transparente y agobiante campaña política en mi país, hoy millones de personas acuden a las urnas a depositar sus esperanzas en medio de un abanico de opciones y en una papeleta que hace las veces de cartón de lotería por la gran variedad de colores y pseudo-figuras creadas para ganar la simpatía del público...
Desde hace 4 meses (oficialmente, porque la mayoría de partidos políticos inició su campaña muchísimo antes y el partido oficial la inició desde que tomó posesión hace 4 años) hemos sido bombardeados con ladrillazos de "vota inteligente, vota patriota, vota amplio, vota cruzado, vota sesgado, vota, vota, vota, vota...."... es increíble la creatividad e imaginación de los involucrados, se ha prometido todo, no se ha dejado a la imaginación nada. Mentiras, amenazas, engaños, show de payasos, peleas callejeras, candidatos amenazados y muertos: Eso nos ha dejado hasta el momento esta desesperante y a veces innecesaria campaña política.
Es primera vez que acudo "simplemente" a votar. Hace 8 años lo hice como observador de parte de la universidad estatal. Hace 4 años fui fiscal de un partido político (para mi propia sorpresa) y sé decir que les va bien: Comidas, "full access a backstage" y un par de privilegios más, pero hoy quiero compartirles de la mejor elección que he hecho en mi vida: Ocurrió un 29 de marzo del 2003, hace poco más de 10 años... (precisamente en año de elecciones)
No me forzaron, no me torcieron el brazo, no me dieron bolsas, comida, ni me ofrecieron bonos o acabar con la violencia... ni siquiera me hablaron mal de la oposición...
Simplemente se acercó a mí, y con la voz más dulce me susurró al oído:
"Nadie te ama como yo... mira la cruz: Fue por tí, fue porque te amo"
Y confieso que no lo pude evitar. En la mejor elección de mi vida, en la que estaba en juego mi futuro (no de 4 años, sino de la eternidad) voté por Dios, voté por Jesús. Lo elegí para que gobernara mi vida, mis actos, mis pensamientos, mis elecciones.
Y tú... ¿Ya votaste?
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