Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 11 de octubre de 2014
LA ALTERNATIVA
2 Corintios 5:8
"Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor"
Hoy es mi cumpleaños. Aparte de las felicitaciones, ya cada vez es más común que me hagan la conocida pregunta: "¿Qué se siente ser un año más viejo?". Mi respuesta un poco en broma, podría ser: "«Bueno, si cumplo años significa que no estoy muerto, la otra alternativa»"
Puede que sea un mal chiste, pero me puse a analizar esas palabras y a preguntarme ¿Realmente es mejor esta alternativa que la otra? No me malinterpreten, por favor. Soy feliz de vivir todo el tiempo que el Señor me permita y ver a mi hijo y si es Su voluntad, ver a mis nietos crecer y experimentar la vida. No me emociona lo inevitable de la muerte. Pero, como creyente, la alternativa de envejecer es el cielo, ¡Y eso no está mal!
En 2 Corintios 5, Pablo habla acerca de la realidad de vivir con los dolores y sufrimientos de nuestros cuerpos físicos, nuestros «tabernáculos» de la carne. Pero no debemos vivir desesperados por causa del envejecimiento. De hecho, el apóstol nos llama a justamente lo opuesto. Él escribió: «Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor» (v. 8). ¡Confiamos! ¡Estamos ausentes! ¿Por qué? Porque nuestra alternativa a la vida terrenal es que estaremos presentes con el Señor, ¡por siempre! La perspectiva celestial de lo que nos espera puede darnos confianza para vivir ahora.
Si conoces a Cristo, Su promesa puede hacerte exclamar junto con el autor del himno: «Eres mi fuerza, mi fe, mi reposo». ¡Qué gran alternativa!
¡La muerte es ganancia porque significa el cielo, la santidad y Él!
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