domingo, 26 de octubre de 2014

LA FIRMA DE UN CRISTIANO


Efesios 4:1
"Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados" 

Nuestra firma nos separa de las demás personas. Cuando adquirimos un compromiso o cuando tenemos que emitir algún cheque es necesaria nuestra firma. Nos da privilegios y responsabilidades, según sea el caso. ¿No es así?

Por otra parte, los creyentes que hemos sido salvados por la sangre expiatoria de Jesucristo tenemos un apellido espiritual. Se nos llama «cristianos».

En el Nuevo Testamento, fueron los discípulos de Antioquia quienes recibieron el nombre cristianos por parte de aquellos que observaron su comportamiento (Hechos 11:26). Dos cosas definían a estos primeros creyentes. Hablaban acerca de las buenas nuevas del Señor Jesús dondequiera que iban (v. 20); y aprendieron con entusiasmo las Escrituras cuando Bernabé y Saulo les enseñaron durante todo un año (v. 26).

El nombre cristiano significa un «seguidor de Cristo», literalmente, alguien que «se pega» a Cristo. Hoy en día, muchas personas se llaman a sí mismos cristianos. Pero, ¿debieran hacerlo?

Si te llamas a ti mismo cristiano, ¿le dice tu vida a los demás quién es Jesús? ¿Tienes sed de la Palabra de Dios? ¿Tus acciones dan honra o traen vergüenza al nombre de Cristo?

¿Qué implica un nombre, una firma? Cuando el nombre y la firma es cristiano, ¡ciertamente implica mucho! 

Un cristiano refleja a Jesucristo.

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