Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 28 de enero de 2020
EL FARISEO Y EL RECAUDADOR DE IMPUESTOS
Lucas 18:13
"En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”"
"Dios, ten piedad de mí, pecador". Este pasaje alude al Salmo 51 e influyó en la oración en la iglesia primitiva. Particularmente entre los primeros cristianos, esto se convirtió en una oración repetida que finalmente se llamó “la oración de Jesús”. Algunas versiones de la oración decían: “Señor Jesucristo, ten piedad de mí, un pecador”.
El acto de oración repetitiva fue uno de Las primeras expresiones contemplativas del cristianismo. Un sacerdote de los primeros siglos (Hesiquio de Antioquía) escribió: "Verdaderamente bendecido es el hombre cuya mente y corazón están tan unidos a la Oración de Jesús y a la incesante invocación de su nombre como el aire al cuerpo o las llamas a la cera".
Lee la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos. Nota la diferencia entre ambas actitudes. ¿Qué te enseñó esta parábola sobre el arrepentimiento?
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