Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
miércoles, 15 de enero de 2020
ESPERA PACIENTE
Génesis 39:21-22
"El Señor estaba con Él y no dejó de mostrarle su amor. Hizo que se ganara la confianza del guardia de la cárcel,
el cual puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía."
José había sido acusado falsamente y encarcelado, olvidado y descartado (véase Génesis 39:19-23). Pero después de esta temporada olvidada, salió a ser el segundo al mando de Faraón.
Debe haber alguna razón por la que Dios hizo lo mismo con Pablo, teniendo en cuenta el tipo de vida del apóstol le dio un descanso... un descanso de dos años de prisión.
Estoy seguro de que Pablo, como José, pasaron largas tardes en la celda vacía de la prisión pensando en todas las cosas que podrían lograr si fueran libre de hacer lo que quisieran. Apuesto a que lucharon por no desesperarse. Pablo no era una persona relajada o pasiva. Fue emprendedor y activo. Estoy seguro de que luchó con sus deseos. Sin embargo, Pablo tuvo que esperar.
Ha habido momentos en los que me preguntaba por qué estaba "en espera": mis oraciones no fueron respondidas y mis deseos quedaron sin cumplir. Algunas cosas por las que he orado nunca se materializaron. Dios no parece tener prisa por responder mis oraciones frenéticas. No deja caer todo y se apresura a cumplir mis deseos.
Me estoy dando cuenta de que no soy tan maduro como pensaba. No soy tan paciente como pensaba. No soy tan sabio, ni tan atento, ni tan fuerte. Nuestro Divino Guía conoce el momento de nuestro crecimiento. Dios está construyendo cosas en mí y sabe cuánto tiempo me llevará desarrollar las cualidades necesarias para sobrevivir a mis propias oraciones.
Yo, como José y Pablo, debo aprender a ser paciente. No puedo apresurarme hacia el futuro. Tampoco puedo apresurar el tiempo de Dios para ciertas cosas. Si lo hago, la música se vuelve agria y su belleza se verá comprometida. Debo esperar el momento adecuado.
Oración:
Querido padre, gracias por tu tiempo. Mi voluntad de ser paciente es parte de mi confianza y mi fe, no en la música, sino en el director. Pongo mi confianza en tí.
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