sábado, 2 de febrero de 2019

NO LIMITEMOS EL PODER DE DIOS



2 Reyes 5:10-11
"Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio».
Naamán se enfureció y se fue, quejándose: «¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra!"


¿Qué barreras tenemos que limitan nuestra experiencia del poder de Dios en nuestras vidas?

Naamán estaba orgulloso y comparó el río Jordán con los ríos de Damasco. Despreciaba la simple orden de "lavarse y ser limpiado".

¿En qué áreas de nuestras vidas el orgullo nos ha robado nuestra libertad y sanidad?

Giezi, el sirviente de Eliseo, codiciaba el dinero y la ropa que Naamán le había ofrecido a Eliseo. Él usó el poder de Dios para beneficiarse personalmente. Giezi valoró más el dinero que el poder de Dios y trajo un juicio sobre sí mismo y su familia.

¿Puede Dios confiarnos su poder, o nosotros también convertiremos ese poder en oportunidades para beneficio personal?

Eliseo valoró la presencia de Dios y el poder del Espíritu por encima de todo lo demás. Se convirtió en el siervo de Dios para mostrar la gloria de Dios.

Señor Jesús, me arrepiento por el orgullo, el deseo de ganancias egoístas y el menosprecio del poder de tu Espíritu en mi vida. Lléname con tu Espíritu, para tu gloria.

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