Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 18 de abril de 2019
ORACIONES
Apocalipsis 8:3-5
"Se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar. Tenía un incensario de oro, y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono.
Y, junto con esas oraciones, subió el humo del incienso desde la mano del ángel hasta la presencia de Dios.
Luego el ángel tomó el incensario y lo llenó con brasas del altar, las cuales arrojó sobre la tierra; y se produjeron truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto."
Nuestras oraciones no son suficientes para mover la mano de Dios. Deben combinarse con la santidad de Dios, la purga de fuego y la voluntad soberana. Estamos invitados a interceder por las naciones y por la venida del Reino de Cristo y por hacer, pero mezclamos esa oración con muchas otras que reflejan nuestra voluntad y tal vez no la de Dios.
Nuestras oraciones se colocan en el altar y el fuego de Dios, Su santidad, refina y purga esas oraciones de todo lo que no es un agradable aroma de incienso para Dios. Solo entonces son derramadas sobre la tierra para cumplir los propósitos de Dios. La oración es nuestra oportunidad de cooperar con Dios y su voluntad soberana.
Señor Jesús, gracias por tu invitación a buscar primero tu reino y tu justicia, gracias por invitarme a orar: "Ven a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo".
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