Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 6 de julio de 2019
"SÍGUEME"
Mateo 9:9-13
"Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y comieron con él y sus discípulos.
Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos:
—¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores?
Al oír esto, Jesús les contestó:
—No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores."
Los recaudadores de impuestos eran odiados por los judíos por su labor como colaboradores de los romanos. Fueron vistos como pecadores inmundos. El llamado a Mateo de Jesús (en cuyo evangelio se relata esta historia) fue simplemente para "seguirlo". Es al seguir a Jesús en toda la vida que experimentamos la salvación y la transformación. Aunque inicialmente eso significa dejar una vida de pecado y egoísmo viviendo para nosotros mismos, no termina ahí. Seguimos a Jesús en una vida de discipulado y misión. Seguir a Jesús no es estático ni estacionario.
Si nos encontramos espiritualmente vacíos y aburridos diez o quince años después de nuestro caminar con Jesús, tenemos que preguntarnos, ¿aún lo seguimos?
Jesús llama a los "pecadores" que reconocen su necesidad de Él para la salvación, y su necesidad continua de Él por la gracia e incluso por la voluntad de seguirlos.
Gracias Jesús por tu invitación a seguirte. Guíame hoy para tus propósitos y gloria.
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