Hebreos 4:9
"Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo de Dios;"
Entrar al reposo de Dios requiere la entrega de nuestra voluntad y la fe de que Dios ahora está guiando nuestras vidas. También requiere que descansemos de nuestro propio trabajo, incluso de trabajos religiosos bien intencionados, y que fijemos nuestros ojos en Jesús.
En humildad y adoración debemos dejar de lado, no solo nuestro pecado, sino también nuestra obstinada voluntad propia, y elegir escuchar la palabra de Dios. El Espíritu de Dios guiará y dirigirá las vidas de aquellos a quienes Él llama. Su palabra libera, nos santifica y nos anima a vivir cerca de Jesús. Nuestra vida se convierte simplemente en escuchar y obedecer. Dejamos de luchar por la aprobación del hombre y quedamos encantados con la aprobación del Padre y su descanso.
Padre Dios, tú eres mi descanso. Encuentro mi alegría y paz en ti. Me entrego a tu palabra y tu voz, que es vida para mí.
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