Éxodo 8:22
"Cuando eso suceda, la única región donde no habrá tábanos será la de Gosén, porque allí vive mi pueblo. Así sabrás que yo, el Señor, estoy en este país."
En la cuarta plaga, Dios identificó explícitamente la tierra de Gosén, la morada de los israelitas, para protegerse de su juicio, convirtiendo a su pueblo en el receptor de su misericordiosa gracia. Dios demostró su poder a través de su capacidad para retener un juicio, como un enjambre de tábanos, desde un lugar determinado mientras los tábanos causaron estragos en el resto de la región circundante. Nadie puede negar que el pueblo de Dios estuvo explícitamente apartado.
Los autores del Nuevo Testamento, como Pablo, usaron una palabra asombrosa para hablar de cristianos: llamaron a los creyentes “santos” (1 Cor. 1:2; Ef. 1:1). Esta palabra denota un tipo especial de persona, no en virtud de su perfecta conformidad con la ley de Dios, sino por la justicia imputada provista por la muerte de Cristo. El pueblo de Dios es elegido por Dios para ser santo, singularmente apartado para los propósitos de Dios y protegido de su juicio (Col 3:12). En la era venidera, aquellos que confían en Jesús estarán protegidos del juicio final de Dios, mientras que muchos otros enfrentarán la destrucción eterna.
Jesús, gracias por elegirme. Gracias por separarme de este mundo y por salvarme de la destrucción. Ayúdame a vivir de una manera que honre la santidad que me has dado. Amén.
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