Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
miércoles, 17 de junio de 2020
YO SOY
Éxodo 3:14
"—Yo soy el que soy —respondió Dios a Moisés—. Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: “Yo soy me ha enviado a ustedes”."
Dios le dio a su pueblo un nombre que denota su carácter perfecto, independiente y eterno. Moisés, enfrentado a la difícil tarea de pedirle al faraón la libertad de los israelitas, le pidió a Dios su nombre. Sabía que los israelitas pedirían el nombre de quien le dio a Moisés estas instrucciones. Dios le dijo a Moisés que lo llamara "YO SOY". Él es y siempre lo será. No debe nada ni a nadie por su existencia. Más bien, Él es el Dios supremo, no creado, soberano y único del universo. Todas las cosas le deben su ser.
Jesús usó este mismo nombre para declarar su identidad durante su ministerio terrenal. Mientras la gente discutía sobre la relación de Jesús con las promesas que Dios le hizo a Abraham, Jesús desafió su comprensión al declarar que Él no era simplemente uno en una larga lista de aquellos a quienes Dios usa. Más bien, Él es el "yo soy" (Jn 8:58). La inmensa naturaleza de esta afirmación hizo que muchos intentaran apedrear a Jesús porque sabían las implicaciones de este término. Al usar este término, Jesús se anunció a sí mismo como Dios, cometiendo el último pecado de blasfemia en la mente de su audiencia judía. Simplemente no podían comprender que este carpintero de Nazaret podría ser el mismo Hijo de Dios, en forma humana, a quien todas las personas deben su lealtad y adoración.
Jesús, eres el gran YO SOY. Si bien no puedo entender todo lo que eres, te alabo con todo lo que soy. Ayúdame a adorarte cada segundo de cada día, incluso mientras duermo. Amén.
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