Génesis 31:22-24
"Al tercer día le informaron a Labán que Jacob se había escapado.
Entonces Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días, hasta que lo alcanzó en los montes de Galaad.
Pero esa misma noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo, y le dijo: «¡Cuidado con amenazar a Jacob!»"
La operación de rescate de Dios para la humanidad involucró integralmente a los descendientes de Jacob. Dios le había prometido a Jacob, como a su padre y abuelo antes que él, que su gran plan para restaurar la paz de vuelta al universo era a través de una bendición masiva en y a través de sus descendientes (Gé 28:13-15). La esperanza de bendición descansaba en la seguridad y expansión de esta familia incipiente. Y Dios se aseguraría de que Jacob avanzara bajo protección divina y multiplicación.
En este pasaje, Jacob arriesgó su vida y la línea del Mesías. Su agresiva relación comercial con Labán y la consiguiente huida de su suegro lo pusieron en un lugar peligroso. Dios continuó demostrando su fidelidad a Jacob, a pesar del aparente caos. Finalmente, los riesgos potenciales que amenazaban con arruinar el plan de Dios en Jesús también se superaron por su soberanía y poder. Esta historia de la protección y el progreso del plan de Dios para el Mesías redentor se desarrolla una y otra vez en las páginas de las Escrituras.
Jesús, te agradezco que incluso cuando los humanos interfieren con tus planes, no los detenemos. Gracias por salvarnos a pesar de nuestra intromisión y desobediencia. Amén.
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