sábado, 13 de junio de 2020

VERDADERA SATISFACCIÓN PARA HAMBRE Y SED



Deuteronomio 8:2-3
"Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, y te humilló y te puso a prueba para conocer lo que había en tu corazón y ver si cumplirías o no sus mandamientos. 
Te humilló y te hizo pasar hambre, pero luego te alimentó con maná, comida que ni tú ni tus antepasados habían conocido, con lo que te enseñó que no solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor."


Mientras Israel deambulaba por el desierto, fueron humillados y probados por Dios para revelar la verdadera condición de sus corazones, especialmente si confiaban o no en la promesa del Señor cuando faltaban provisiones y estaban hambrientos. Dios vio su necesidad y respondió a ella, aprovechando la ocasión para refinar la fe de su pueblo en Él una vez más. Su proclamación les recordó que la vida no se apoya solo en el sustento físico: las personas requieren más que pan y agua para vivir y prosperar en la tierra. En este incidente, Dios enseñó a los israelitas que su vida espiritual se sostenía de la misma manera que sus cuerpos físicos se sostenían: con fe diaria.

Durante su tentación en el desierto, Jesús hizo referencia a este versículo cuando Satanás lo atrajo a "decirle a estas piedras que se conviertan en pan" para demostrar que es el Hijo de Dios (Mt 4:3). Pero Jesús confiaba en que Dios le proporcionaría todo lo que necesitaba física, espiritual, emocional y de otra manera. Además, al recurrir a este texto, Jesús se unió al Señor Dios de Israel y fortaleció su autoidentificación como el pan vivo del cielo (Jn 6:33-51). Al contrastarse con el maná dado a Israel, que solo satisfacía necesidades físicas temporales, reveló la superioridad del alimento eterno que se encuentra en él en lugar de solo el sustento físico.

Jesús, ayúdame a confiar sólo en ti para mis necesidades: físicas, espirituales y emocionales. Gracias por tu fidelidad. Amén.

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