viernes, 26 de junio de 2020

LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO



2 Reyes 17:18-20
"Por lo tanto, el Señor se enojó mucho contra Israel y lo arrojó de su presencia. Solo quedó la tribu de Judá. 
Pero aun Judá dejó de cumplir los mandatos del Señor su Dios y siguió las costumbres que introdujo Israel. 
Por eso el Señor rechazó a todos los israelitas: los afligió y los entregó en manos de invasores, y acabó por arrojarlos de su presencia."

A los israelitas se les refería a menudo como "de dura cerviz" (2 Reyes 17:14). Este título es una descripción adecuada de la rebelión constante y profundamente arraigada que atormentaba a la gente en todo momento. Como un animal endurece su cuello en protesta en lugar de someterse a la guía de su amo, las naciones de Israel y Judá se negaron a someterse a Dios. Se les había advertido repetidamente que tal insubordinación incurriría en el juicio de Dios. Específicamente, les habían dicho que si no obedecían, Dios los echaría de la tierra para proteger el honor de su nombre. Dios vio su continua rebelión, y promulgó su justo juicio.

Juan el Bautista advirtió de la muerte inminente que la gente de su época también seguramente enfrentaría. "¡Arrepiéntanse!" decía (Mt 3:2). El llamado constante de Jesús fue que las personas se apartaran de su pecado y se volvieran a Él con fe. Aquellos que no estén dispuestos a apartarse del pecado y volverse hacia Él enfrentarán el juicio seguro de Dios que el pecado merece. La buena noticia es que todos los que se arrepientan se librarán de la ira de Dios, y por su gracia se les otorgará comunión con Él para siempre.

Jesús, perdóname por ser de dura cerviz. Dame una perspectiva celestial de esta vida, para que cuando tropiece, me arrepienta de inmediato y me vuelva a ti. Amén.

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