Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 16 de julio de 2020
CONFIANZA EN EL SEÑOR
1 Juan 4:4
"Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo."
Los israelitas recibieron instrucciones de tomar una tierra que ya estaba habitada. Este fue seguramente un desafío desalentador para una nación que había estado vagando por el desierto durante los últimos cuarenta años. Para discernir el desafío que presentarían estos habitantes, los israelitas enviaron espías a la tierra. Todos estos hombres reconocieron que la tierra era realmente una buena tierra, que fluía con leche, miel y otros ejemplos de la bondad de Dios. Pero en lugar de envalentonarse con coraje, los espías se estremecieron de miedo ante el poder del pueblo y las fortificaciones de sus ciudades.
Como resultado, los israelitas fueron tentados a retroceder. Caleb y Josué fueron la excepción. Reconocieron el alcance de la misión y los obstáculos que enfrentarían, pero tenían confianza en el Señor. Sabían que siempre había sido fiel a su pueblo. Los había librado de la esclavitud en Egipto y los había protegido a través del desierto traicionero. Nunca los abandonaría. Es un Dios que siempre cumple sus promesas, incluso frente a probabilidades aparentemente insuperables.
La mayoría de los espectadores habrían asumido que la victoria de Jesús también sería poco probable. Pocas cosas sobre su vida comunicaban que sería el Rey victorioso del universo. De hecho, parecía todo lo contrario. Nació en un establo humilde, se crió en la oscuridad, ministró como maestro itinerante y murió por la muerte de un criminal común. Los hombres responsables de su crucifixión, en una gran ironía cósmica, se burlaron de Él con una señal que lo declaraba el rey de los judíos (Mt 27:37). Sin embargo, Dios siempre es fiel a su promesa. Utilizó el sacrificio de su Hijo, contra viento y marea, para derrocar a un enemigo mucho mayor que el que enfrentaría la nación de Israel: Satanás, el pecado y la muerte.
Los creyentes de hoy también pueden encontrarse atemorizados ante el poder y el poder de las fuerzas dispuestas contra ellos. Puede parecer que el enemigo es poderoso y que el mundo está ganando. Sin embargo, aquellos que conocen a Jesús pueden animarse sabiendo que "El que está en ti es más grande que el que está en el mundo" (1Jn 4: 4). Los cristianos pueden vivir con confianza sabiendo que están habitados por un Dios todopoderoso, y este Dios siempre cumplirá sus buenas promesas.
Jesús, cuando empiece a temer los poderes de este mundo, recuérdame quién eres y qué has hecho. Nunca me dejes olvidar, ni por un segundo, que eres el Rey victorioso del universo. Amén.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario