lunes, 19 de octubre de 2020

ACTITUD


 

Proverbios 11:2

"Con el orgullo viene el oprobio;

    con la humildad, la sabiduría."


El orgullo y la humildad son rasgos definitorios del corazón humano. Nadie puede ver ninguna de las dos características, pero las manifestaciones de orgullo y humildad se ven en las acciones de todos los humanos. A lo largo de los proverbios, Salomón relacionó el orgullo con la necedad y la destrucción final (Pr. 16:18). Por el contrario, vinculó la humildad con la sabiduría y el temor del Señor, lo que conduce a la vida y la bendición (Pr. 22:4; 29:23). 


El orgullo hace alarde de la persona ante el árbitro supremo de la vida y demuestra una falta de sumisión a Dios como Aquel que sabe cuál es la mejor manera de vivir la vida. Descontar la sabiduría de Dios a través del orgullo humano conduce invariablemente a la destrucción en esta vida y en la próxima. La humildad, en contraste, afirma que Dios es soberano, omnipotente y omnisciente. Él sabe cómo se debe vivir la vida mucho mejor que los humanos, cuya visión siempre es limitada en esta vida (1 Cor 13:12). Dios se opone a los orgullosos, pero promete su fidelidad y gracia a los humildes de corazón (Stg 4:6).


Jesús, protégeme de la pendiente resbaladiza del orgullo. Quiero ser humilde como tú. Amén.

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