Marcos 9:48
"Donde
»“su gusano no muere,
y el fuego no se apaga”."
La profecía de Isaías se cierra con la promesa de que la Palabra de Dios se extenderá hasta los confines de la tierra. Como resultado, el reino de Dios se llenará tanto con el pueblo de Israel como con los de las naciones gentiles. Aunque en el pasado estas naciones idólatras han atacado a Dios y su pueblo, un día vendrán a adorar y glorificar a su verdadero Rey.
Pero también habrá quienes no vengan, quienes no reciban la Palabra de Dios con arrepentimiento y fe. La profecía de Isaías se cierra con una visión de juicio, contemplando una escena llena de cadáveres de rebeldes. Jesús citó este versículo al describir una imagen espantosa del infierno (Mc 9:48). Estas dos descripciones definen dos alternativas para quienes escuchan el mensaje. Pueden confiar en el Señor y reclamar la salvación que viene a través de su siervo Jesús y vivir, o pueden continuar en rebelión y morir. La cruda realidad de estas dos alternativas muestra a las personas no solo la grandeza de la salvación que solo puede venir a través de Jesús, sino también la urgencia con la que los creyentes deben unirse a Isaías para proclamar el mensaje de Dios.
Jesús, gracias por regalarnos el libre albedrío. Por favor envía tu Espíritu Santo delante de mí para preparar corazones, y luego envíame a proclamar tus buenas nuevas. Amén.
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