Proverbios 10:2
"Las riquezas mal habidas no sirven de nada,
pero la justicia libra de la muerte."
En este pasaje, Salomón advirtió a su hijo contra la tentación de usar medios ilícitos para obtener riquezas. A través de la voz de una pandilla que mata y roba a la gente, Salomón presentó la tentadora perspectiva de llenar la casa de uno con el botín arrebatado a los inocentes y desprevenidos. Su advertencia se centró en los efectos destructivos que tiene ese estilo de vida, no solo en las víctimas sino también en los perpetradores de los crímenes. Salomón sabía a dónde conduce el camino de la violencia y el robo: a la muerte. El principio de la sabiduría es claro tanto aquí como a lo largo de Proverbios: los que ganan dinero de manera incorrecta provocan su propia destrucción (Pr 10:2; 15:27).
Pero, ¿qué hay de las aparentes excepciones a este principio? Después de todo, muchas personas se enriquecen de manera incorrecta y parecen salirse con la suya. Considera cómo esta historia apunta a la vida de Jesús, Aquel que algún día rectificará toda injusticia. Judas se unió a una "pandilla" para tenderle una trampa a un hombre inocente. La banda tendió la trampa, el inocente fue ejecutado entre los criminales y Judas se enriqueció con treinta piezas de plata. A primera vista, esta historia parece refutar el proverbio. El inocente sufrió la muerte que los criminales merecían morir, y el culpable se llenó los bolsillos. Pero el domingo por la mañana, Judas estaba en la tumba y Jesús salió de la tumba, demostrando que "los tesoros mal habidos no tienen valor duradero, pero la justicia libra de la muerte" (Pr 10: 2).
Jesús, protégeme de la codicia. Sé que no se te oculta ningún acto. Amén.
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