Jueces 13:8
"Entonces Manoa oró al Señor: «Oh Señor, te ruego que permitas que vuelva el hombre de Dios que nos enviaste, para que nos enseñe cómo criar al niño que va a nacer»."
Aristóteles, el famoso filósofo griego, señaló una vez: "Los que educan bien a los niños son más honrados que los que los producen: porque éstos sólo les dieron vida, los otros, el arte de vivir". Estas sabias palabras expresan una verdad que fue comprendida por Manoa y su esposa. Durante mucho tiempo habían deseado un hijo, y ahora Dios respondió a sus oraciones. Sin embargo, sabían que no bastaba con dar vida a un hijo. Debían tener sabiduría para criar a su hijo para Dios.
Es muy significativo que una de las cincuenta principales oraciones de la Biblia se ocupe del problema de la crianza de los hijos (Jueces 13). Los buenos padres se preocupan por cómo comunicar adecuadamente su fe a sus hijos para que la prole pueda llegar naturalmente a un conocimiento personal de Dios. Y Dios siempre responde a una oración como la de Manoa.
Santiago nos dice: Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, que da a todos abundantemente y sin reproche, y se le dará (Santiago 1: 5). Quizás en ninguna otra área que no sea la crianza de los hijos se necesita tan desesperadamente la sabiduría. Sin embargo, la promesa es nuestra. Si lo pedimos, Dios nos dará la sabiduría necesaria para criar a nuestras familias en el temor y la amonestación de Dios.
La oración de Manoa, aunque tiene siglos de antigüedad, es siempre actual.
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