Números 12:13
"Moisés le rogó al Señor: «¡Oh Dios, te ruego que la sanes!»"
Cada mañana, un joven persa devoto se levantaba antes del amanecer para rezar y leer el Corán. Una de esas mañanas, su padre se despertó y el joven le dijo: "Mira, tus otros hijos están perdidos en sueños irreligiosos. Solo yo estoy despierto para alabar a Dios". El sabio padre respondió: "Hijo de mi alma, es mucho mejor dormir que despertar y comentar las faltas de tus hermanos".
Aarón y Miriam aprendieron la amarga lección de que las murmuraciones desagradan a Dios. Estaban enojados con Moisés por su reciente matrimonio y rápidamente le criticaron. Dios llamó a Moisés, Aarón y María al frente de su tienda. Miriam estaba enferma de lepra. Aarón le suplicó a Moisés que orara por ella (Números 12: 1-13). Moisés, siendo un hombre bondadoso, oró y Miriam fue sanada.
Se aprenden dos lecciones vitales de este encuentro de oración. Primero, debemos tener cuidado con las murmuraciones, sin importar cuán justificadas puedan parecer. En segundo lugar, como Moisés, debemos aprender a orar por aquellos que nos usan despreciativamente y dicen todo tipo de maldad contra nosotros. Jesús dijo que los verdaderos hijos del Reino vivirían según estas leyes de bondad y misericordia.
Oremos hoy que Dios nos conceda gracia para ser misericordiosos con quienes murmuran contra nosotros.
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