Génesis 17:18
"Por eso le dijo a Dios:
—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición!"
Una niña se angustió cuando su hermano hizo una trampa para pájaros para atrapar gorriones. Ella comenzó a orar para que se derrumbara. Un día su rostro se puso radiante y comenzó a orar intensamente durante tres días. Su fe era tan absoluta que su madre le preguntó: "Jane, ¿por qué estás tan segura de que tu oración será respondida?" La pequeña Jane sonrió y respondió: "¡Porque salí hace tres días y pateé la trampa en pedazos!"
En la segunda oración registrada de la Biblia (Génesis 17: 15-22), Abraham decidió poner piernas a su oración. Pensó que era imposible que un hombre de cien años comenzara a pensar en formar una familia. Sugirió que Dios debería dejar que Ismael fuera el heredero elegido. Dios se negó a contestar esta oración porque tenía un plan más elevado y hermoso para su siervo. Abraham estaba dispuesto a conformarse con lo segundo mejor, pero Dios insistió en lo mejor para Abraham.
Escuchamos mucho sobre poner piernas a la oración. En muchos casos, la amonestación está justificada. Sin embargo, debemos recordar que Dios rechazó la "ayuda" de Abraham para realizar Su perfecta voluntad. Dios dijo "¡No!" a Abraham; y a la fría luz de la historia, podemos ver la sabiduría de ese rechazo. Hay momentos en los que simplemente necesitamos esperar y ver la bondad de Dios. Hoy, esperemos lo mejor de Dios para nosotros.
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