Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 22 de julio de 2014
CONVERSACIÓN ÍNTIMA
Salmos 116:2
"Porque ha inclinado a mí Su oído; por tanto, Le invocaré en todos mis días"
Durante años me resistí a una rutina periódica de oración, pues creía que la comunicación con Dios debía ser espontánea y libre. Pero descubrí que necesitaba la disciplina de lo periódico para hacer posibles esos momentos excepcionales de comunicación libre con Dios. Finalmente aprendí que la espontaneidad a menudo fluye de la disciplina.
La autora Nancy Mairs dice que ella asiste a la iglesia con el mismo espíritu con que va a su escritorio cada mañana para escribir, para que, si llega una idea ella esté allí para recibirla. A veces, necesitamos acercarnos a la oración del mismo modo. Continúo orando si siento que estoy obteniendo algún provecho o si no lo siento; me presento con la esperanza de llegar a conocer mejor a Dios, tal vez al saber de Él de maneras que sólo son accesibles por medio de la soledad.
Pero lo importante de la conversación íntima, es presentarse. Exponerse, liberarse, conocerse.
La oración es la conversación íntima con nuestro Dios.
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