viernes, 25 de julio de 2014

UN VERDADERO TESORO


Jeremías 15:16 
“Tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón”

Durante siglos, a muchos cristianos no se les permitió leer la Palabra de Dios en su propio idioma. En vez de ello, se les alentaba a asistir a servicios religiosos en latín, los cuales muy pocos podían entender.

Luego, en 1516, el erudito holandés Erasmo compiló y publicó el primer Nuevo Testamento en el idioma griego original. Esta obra, que marcó un hito, fue la base para la publicación posterior de una Biblia en alemán, la Biblia en inglés de Tyndale, la Versión de Casiodoro de Reina y la Versión King James. Estas traducciones hicieron que las Escrituras fueran comprensibles a millones de personas en todo el mundo.

Erasmo no pudo haber sabido la influencia que tendría su Nuevo Testamento en griego, pero sí tenía pasión por transmitir el mensaje de las Escrituras a los laicos de todas las profesiones y condiciones sociales. En el prefacio escribió: «Habría traducido [los evangelios y las epístolas] a todos los idiomas… mi anhelo es que el arador los cante mientras sigue el arado [y] que el tejedor los tararee al compás de su lanzadera».

El profeta Jeremías reflejó esta misma pasión por la Palabra: «Tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón» (15:16).

Tener la Palabra de Dios en nuestro propio lenguaje nos permite experimentar el gozo de meditar en ella cada día. Tenemos un verdadero tesoro en casa. La pregunta es: ¿Estamos valorándolo y usándolo como se merece?

Los tesoros de la verdad en la Palabra de Dios se explotan mejor con la pala de la oración y el deseo de servir y amar al Señor.

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