martes, 15 de julio de 2014

RAÍCES


Mateo 13:6“Y porque no tenía raíz, se secó”

En la vida de los árboles, una clave para la supervivencia es tener más raíces que retoños. En su libro "El Roble: El marco de la civilización", el autor William Bryant Logan dice: «Si un árbol tiene muchas hojas en las ramas y pocas raíces, probablemente tendrá una madera débil y vivirá poco tiempo . . . ; pero si echa muchas raíces y añade retoños con mayor lentitud, probablemente tenga una larga vida y sea resistente a las tensiones y a las presiones».

Las personas y las organizaciones pueden ser como los árboles. La carrera hacia el éxito es emocionante, pero todo lo que haga brotar retoños con mayor rapidez que echar raíces será frágil y estará en peligro de romperse, caer o morir.

Jesús usó una analogía similar en Su parábola del sembrador. Las personas que oyen la Palabra y la reciben con gozo son como la semilla plantada en pedregales; brotan rápidamente pero sólo perduran por un poco de tiempo porque no tienen raíces (Mateo 13:5, 20-21).

Las raíces no son bonitas en absoluto, pero son la fuente de nuestra fortaleza. Si nuestras raíces llegan a lo profundo en el conocimiento de Dios (Jeremías 9:24) y nuestras vidas están escondidas con Cristo (Colosenses 3:3), seremos fuertes, resistentes a la plaga y tendremos mayores probabilidades de sobrevivir a las tormentas de la adversidad.

¿Cuán profundas son tus raíces?

Las raíces de la estabilidad provienen de estar bien cimentados en la Palabra de Dios y en la oración.

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