domingo, 7 de septiembre de 2014

COMO UN NIÑO


Mateo 18:3
 "De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis niños, no entraréis en el reino de los cielos"

¿Has visto lo sincero y transparente que es un niño cuando le pide algo a su papá? Aparte de eso, hay una confianza absoluta de que sus necesidades quedarán satisfechas. No se preocupa de nada: Ni qué comer, ni dónde dormir, ni de la hora que es. Sencillamente, confía en su papá.

Esa confianza absoluta es la que no debemos perder nunca cuando se trata de nuestro Dios. Él se encargará siempre de que no nos falte nada. Y si estamos pasando por dificultades a causa de nuestras malas decisiones es para que aprendamos y crezcamos en la fe. 


Necesitamos tener la fe y la confianza de un niño. Necesitamos esa inocencia, esa pureza. Necesitamos volver a esa dependencia de nuestro Padre celestial.
La clave para nosotros es practicar la fe sencilla y sin complicaciones de un niño. Es indispensable para entrar al Reino de Dios.


Recuerda: La fe brilla con mayor fulgor en un corazón de niño.


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