Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 14 de noviembre de 2014
BORRADOR
Isaías 44:22
"Yo deshice como una nube tus rebeliones"
¿Te has puesto a pensar en la función de nuestra memoria? ¿Qué es esta facultad que nos hace capaces de recordar sentimientos, visiones, sonidos y experiencias pasados? ¿Por medio de qué proceso se registran, almacenan y conservan los eventos en nuestro cerebro para que éstos vuelvan una y otra vez? Gran parte de esto sigue siendo un misterio.
Sabemos que los recuerdos pueden ser bendiciones —llenos de consuelo, tranquilidad, seguridad y gozo. La vejez puede ser una etapa feliz y satisfactoria si hemos almacenado recuerdos de pureza, fe, amistad y amor. Si un santo mira hacia atrás recordando su vida de servicio cristiano y rememora la fidelidad de Aquel que prometió: «no te desampararé, ni te dejaré» (Hebreos 13:5), esos años de vejez pueden ser los más dulces de todos.
Pero la memoria también puede ser un instrumento de tortura. Muchas personas, al acercarse al final de su vida, darían todo lo que poseen por borrar de sus mentes los pecados de su pasado que les acechan. ¿Qué puede hacer una persona que está llena de tales recuerdos? Tan sólo una cosa: Puede llevarlas a Aquel que puede perdonarlos y deshacerlos para siempre. Él es Aquel quien dijo: «Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones» (Hebreos 10:17).
Puede que no puedas olvidar tu pasado. Pero el Señor ofrece deshacer, «como una nube tus rebeliones» (Isaías 44:22).
El mejor borrador es la honesta confesión a Dios.
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