martes, 16 de diciembre de 2014

CUIDADO CON EL ORGULLO


1 Pedro 5:6
"Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo"


Ya sea consciente o subconscientemente, es fácil que no nos gusten las personas poderosas con apariencia orgullosa. Su propio semblante parece animar a los demás a lanzarles obstáculos en el camino o a estar en contra de ellos aún en forma "silenciosa".

En Proverbios 6:16-19, se nos dice las cosas que Dios aborrece. De forma reveladora, la primera es el orgullo. Cuando alguien se sobrevalora a sí mismo menospreciando a los demás, inevitablemente lo revela con su apariencia orgullosa. Lleno de orgullo y jactancia, también puede crear maldad y sembrar discordia. No es de extrañar que Dios aborrezca las apariencias orgullosas.

Puede que la gente orgullosa y poderosa piense que tiene que preocuparse de lo que piensen los demás, pero no puede ignorar la oposición de Dios. Pedro nos recuerda que no confiemos en nosotros mismos sino en Aquel que nos exaltará "cuando fuere tiempo" (1 Pedro 5:6). Al someternos a Él, evitamos el riesgo que el orgullo representa para nuestro carácter y nos convertimos en siervos de Dios agradecidos y humildes.

Nadie puede glorificarse a sí mismo y glorificar a Cristo al mismo tiempo.

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