domingo, 21 de diciembre de 2014

MEDITAR EN SU PALABRA


Salmo 145:5
"En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos maravillosos meditaré"


Reconozco que cuando empezaba a acercarme al evangelio tenía en mi interior una palabra que miraba con recelo: "Meditar". Toda mi vida lo había asociado con algo místico y oculto, que en otras culturas puede ser peligroso por el simple hecho de forzar a la persona a "poner su mente en blanco".


Pero luego entendí la enorme distinción entre la meditación biblica y algunos tipos de meditación mística. Según una explicación, en la meditación mística, "la mente racional es llevada a un estado neutral [...] para que la psique pueda tomar el control". El enfoque es hacia adentro y el objetivo es "hacerse uno con Dios".

En contraste, la meditación bíblica se centra en las cosas del Señor y su propósito es renovar nuestras mentes (Romanos 12:2) para que pensemos y actuemos más como Cristo. Su objetivo es reflexionar en lo que Dios ha dicho y hecho (Salmo 77:12; 119:15-16,97) y cómo es Él (48:9-14).

En el Salmo 19:14, David escribió: "Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor". Otros salmos reflexionan sobre el amor de Dios, Sus obras, Su ley y Sus testimonios.

Llena tu mente de las Escrituras y céntrate en los mandamientos, promesas y bondad del Señor. Y recuerda esto: "Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo es digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).

Para llegar a ser más como Cristo, medita en quién es Él.

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