Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 26 de mayo de 2015
HEME AQUÍ
Isaías 6:8
"Entonces oí la voz del Señor que decía:
—¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?
Y respondí:
—Aquí estoy. ¡Envíame a mí!"
Cuanto más claramente Isaías vio a Dios, más consciente se hizo de su propia impotencia e incapacidad para hacer nada de valor duradero sin Dios. Eso nos pasa muchas veces: Vemos su grandeza y nuestra pequeñez... pero eso en lugar de desanimarnos o de hacernos sentir indignos, nos debe servir para aumentar nuestros deseos de ser usados por Él.
Isaías vio su pequeñez, vio la grandeza de Dios, pero él estaba dispuesto a ser el portavoz de Dios.
Cuando Dios te llame, ¿Vas a responder también "Heme aquí, envíame a mi"?
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