Proverbios 15:28
"El corazón del justo medita sus respuestas,
pero la boca del malvado rebosa de maldad."
Los prudentes piensan y meditan sus respuestas; los necios no esperan a hablar porque no se preocupan por los efectos de sus palabras.
Es importante tener algo que decir, pero es igualmente importante sopesar primero y analizar el impacto que tendrán nuestras palabras. Tomemos en cuenta que lo que le digamos a nuestros hijos, nietos, cónyuge, empleados, jefes, etc. puede impactar de una forma positiva o negativa sus vidas.
¿Piensas cuidadosamente tus palabras, o expresas tus pensamientos sin preocupación por su impacto? ¡Que Dios nos ayude a ser prudentes a la hora de hablar!
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