lunes, 10 de septiembre de 2018

ESTEBAN


Hechos 6:3-8
"Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.
Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.
Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;
a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo."


Esteban no era un diácono común. Como el primer diácono discernido por la Iglesia, puso el listón alto para cualquiera que lo siguiera. Era conocido (demostrado en la vida) por estar lleno del Espíritu, la sabiduría, la fe, la gracia y el poder. ¡Esa es toda una lista de cualidades con las que podemos nosotros trabajar!

¿Cómo te llenas de las cualidades, y más importante aún, cómo te mantienes lleno, especialmente cuando estás constantemente sirviendo y dando, en el papel de un diácono?

La oración fue la clave de Esteban. Estaba orando constantemente, rindiéndose al Espíritu Santo y permitiendo que la vida del Espíritu se expresara a través de su vida. Su martirio fue la consecuencia de la plenitud con la que vivió. La plenitud y el poder del Espíritu se opondrán. Esteban se parecía a su líder, Jesús, y murió como su líder.

Señor Jesús, yo también oro por la plenitud de tu Espíritu en mi vida, para tu gloria. Que aprenda del ejemplo de Esteban, para honrarte como te mereces. Amén.

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