Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 6 de septiembre de 2018
JESÚS, MI VIDA
Éxodo 16:31-32
"Y la casa de Israel lo llamó Maná... Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.".
Hechos 2:42,46
"Se dedicaron a las enseñanzas de los apóstoles y a la comunión, a la fracción del pan y a la oración ... partieron el pan en sus casas y comieron juntos con corazones alegres y sinceros".
El maná diario que Dios alimentó a su pueblo en el desierto y la fracción diaria de pan en las casas del pueblo de Dios, la Iglesia, ambos señalan a Cristo.
Jesucristo es el pan de vida, el alimento esencial, por el que no podríamos vivir. Nuestra dependencia de Jesús no puede ser solo para la salvación, sino que debe ser todos los días. Nos alimentamos de Cristo viviendo en completa dependencia de Él. Expresamos esa dependencia en la oración, en la fe por los recursos, en la fe para el discernimiento y las decisiones, y en confiar nuestra propia vida (salud y seguridad) a Jesús. Él es nuestra vida.
Señor Jesús, tú eres mi vida.
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